Te perdono porque, a pesar de todo, fui feliz;
porque entre millones de posibilidades, nosotros coincidimos en una, y eso me basta.
Me costó una vida encontrarte, y ahora quizás me cueste dos olvidarte, pero te perdono.
Te perdono porque me enseñaste mucho del amor, aunque tú no pudieras dármelo.
Y es que los veinte son una edad rara para estar enamorado,
pero quiero que sepas que no me arrepiento, ni por un momento,
de todo el tiempo que pasé creyendo que eras para mí.
Arrepentirse de ti sería desear nunca haber descubierto que el amor podía ser tan fuerte.
Así que te perdono.
Te perdono porque ya no me duele,
te perdono porque aprendí que, del amor al dolor, hay más amor.
Y es que antes me daba miedo que ya no dolieras,
porque era lo único que me quedaba de ti.
Pero ese dolor se ha ido, y tú con él.
Te perdono porque cada vez que no me elegiste, lo convertí en algo bello;
porque incluso cuando más enojado estaba, nunca dejé de quererte.
¿Y cómo podría odiarte, si de ti nació mi mejor arte?
Así que te perdono,
porque nunca nos olvidaremos, ni tampoco nos hablaremos.
Te perdono por todo: por venir, y por haberte ido.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión