Te obsequio el paso del tiempo

¿Cómo te enseño un lugar perdido?

un pozo ciego de incertidumbre

un agujero carente de sentido sin la intervención de la mano humana

sin la fricción de dos cuerpos, mejor dicho.

Un corralón de luchas libres contra lo que me atemoriza,

contra la violencia como institución en mi ser

contra la posibilidad de errar en la idea de lastimarme,

contra el impulso inútil de abandonar todo lo que es mío para volver a buscarlo

en otras tierras

en otro tiempo.

Con esa sensación expatriada de un lugar imposible por conquistar

(porque es verdad que nos separan montañas y mares)

me faltan aún otorgarte tantas historias por vivir,

tanto suelo por arruinar con nuestro sudor,

tantas risas por perder en el sol del amanecer,

tantas caricias a nuestros puntos más débiles,

tantas miradas al otro en total destiempo.

Pero no te apures,

este lugar

-nuestra intimidad-

va a ser totalmente nuestro.