Nunca te conté que mis lagrimas aquella noche no eran de ansiedad si no de impotencia al ver que todo se iba cuesta abajo y no había forma salvarlo
Nunca te conté que aun que te decía que estaríamos hasta viejitos ya veía el final acercándose
Nunca te conté que aquella vez antes de terminar obvio me moría de ganas de abrazarte, pero si lo hacía solo estaría postergando aún más el final
y aun que yo haya sido el que termino la relación te extraño, obvio que te extraño
te extraño al levantarme
te extraño al dormirme
te extraño al bañarme
te extraño al ver una película
te extraño al ir a la playa
Te extraño al llorar y no sentir tus manos acariciándome
te extraño al caminar por las calles
te extraño cada maldito segundo del día
Pero...
¿tú me extrañaras?
¿Me extrañaras al escuchar aquella canción de amor que cantábamos con el alma?
¿Extrañaras los besos en la frente que te daba cada vez que te faltaba calma?
¿Extrañaras las caminatas nocturnas mientras comíamos aquellas galletas?
Si aquellas galletas que tanto comíamos que apodamos de una manera peculiar, las llamábamos: las galletas de la ansiedad
¿Al menos las recuerdas?
o simplemente ya son un pasado enterrado en lo más profundo de tu corazón
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