Te dedicaste a perderme,
como si esa hubiera sido tu única intención,
como si amarme fuera un error
del que tenías que hacer redención.
Jugaste a herirme lento,
con gestos fríos, sin explicación,
como si cada paso lejos
fuera parte de tu liberación.
Y mientras miro tu vida,
tu vida…
mi vida
se me va.
Como humo que ya no vuelve,
como un amor que no quiere estar.
Obsesionada porque quiero entenderlo,
como si entender pudiera calmar,
esta herida que no cierra,
este silencio que sabe gritar.
Y lo peor es que a veces pienso
que me estás castigando,
como si amar tanto fuera culpa,
como si quererte fuera un pecado.
¿Y cómo puedes ser así
sabiendo que te quiero?
¿Cómo puedes dormir tranquilo
mientras yo caigo al suelo?
No tropezaste sin quererme,
no fue error, fue voluntad,
te dedicaste a perderme
con una crueldad tan natural.
Pero ya no más.
Ya no imploro, ya no busco, ya no estás.
Te llevaste lo que fui,
pero no lo que seré jamás.
De mi autoría; Deanna Luzarraga
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