Anoche te abracé
y sentí el crujido leve de tu cuerpo,
como madera seca que sin querer
se parte al contacto.
No quise herirte:
sólo estar más cerca,
meter la vida en la misma hondura
y que nada quedara afuera.
Las palabras a veces hieren
aunque nazcan del cuidado.
Se me escapó decir
que eras mi salvación,
y en tu mirada apareció
un temblor extraño:
entre deseo y miedo.
El amor es también frágil,
como fruta madura
que al sostenerla demasiado fuerte
se abre en la palma.
Quisiera aprender a sostenerte
sin apretar,
a dejar que el aire
circule entre nosotros
y aún así permanecer.

Giovanni Battista Manassero
Escribo para encontrar lo extraordinario en lo cotidiano, entre el absurdo, la nostalgia y el mate bien amargo.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión