Los pensamientos me inundan la cabeza, las imágenes, las voces, los momentos, no desaparecen nunca. El ruido de la pava hirviendo me trae a la realidad, preparo el mate y tomo un sorbo.
Escucho las puteadas de mi viejo y hermano mientras miran el partido, talleres va perdiendo. Las luces de colores de los policías que están merodeando por el barrio entran a la cocina.
Todavía recuerdo su cara ensangrentada por los golpes, los gritos de su abuela, su cuerpo sobre mi regazo, sus ojos fríos y sin vida mirándome fijamente.
No las dejes solas, eso fue lo último que le dijo a Nico.
-¡Gol! ¡Vamos talleres carajo! –
Los gritos me despabilaron, las lágrimas nublaron mis ojos y me dirigí rápido al baño. Todos los domingos es igual, el mismo recuerdo y él siempre siendo protagonista de cada uno de mis pensamientos.
Federico era mi novio y Aurora iba a ser nuestra hija, pero me los arrebataron.
Fede no robaba ni vendia droga, tampoco era un pibe malo. Todos lo conocian en el barrio. Sus papás fallecieron cuando el era chico y vivía con doña Chola, su abuela.
–¡La puta madre, arbitro choto! –
¿Por qué no se callan? ¿Por qué mi mente maquina tanto?
La primera mirada. El primer hola. El primer beso. Los primeros te amo. La primera vez que dormimos juntos. Cuando nos enteramos que estaba embarazada. Sus ojos. Sus labios.
Siento que mi corazón se desgarra, mi pecho duele y quiero arrancarme estos pensamientos. ¿Por qué tuvo que pasar eso?Dios, ¿Por qué me abandonaste? ¿Por qué? Siento el sudor y esos temblores tan familiares aparecer.
–¡Mica! ¿Todo bien? Abrí la puerta hija. – Escuchó la voz de mamá como si estuviera lejos. No escuchó nada más que su voz.
Por más que intentó no puedo respirar, es como si tuviera una soga en la garganta, que se tira y tira cada vez más. Federico. Aurora. 13. Fede. La voz de mamá y papá a través de la puerta. No entiendo que dicen. Aire, eso necesito. Abro y cierro la boca. No puedo respirar, es como si estuviera... ¿muriendo? Me muero. Aire. 13. Fede. Aurora. Mamá. Papá. Muerte. Miedo. Aire. Necesito aire. Me muero. Necesito a Fede. Aire. 13.
–¡Hija respira porfavor! ¡Mario vení ayudame no respira!
Veo borroso, no comprendo lo que tratan de hacer mis papás, me hablan, tratan de explicarme algo, solo que, no entiendo. Siento como alguien trata de abrazarme pero lo empujo, tengo miedo, no quiero que me toquen. Sigo pensando en él y en esa tarde de domingo, ese día por fin nos pusimos de acuerdo con el nombre para nuestra hija, nuestro ángel.
Maldito sea el día en que lo mataron. Maldito sea ese domingo 13 de Noviembre. Maldito sea el día que se fue él y no yo. El día que perdí a los dos amores de mi vida, el día en que me perdí a mi misma.
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