Todas las noches la misma imagen. Ni bien termino el aprendizaje diario recostado y descansan mis pupilas en los sueños. Vuelvo a verlo. Entre la oscuridad azul y el humo de viscosas tinieblas, un sofá anaranjado, en él sentado un señor de lentes y rulos.
Al principio pensé ver mi futuro, pero al acercarme se dibujaba un rostro conocido, en el fondo se veían rayos y rumores de sonidos, pude distinguir a lo lejos, sinfonías de Wagner.
Asustado, lo vi encender un cigarro en completa calma, esa tranquilidad que transmiten aquellos que ya no poseen más que el verbo, pensé en la muerte, le pregunté si era Juan Rulfo.
Rió descaradamente y me dijo que sabía que yo no lo había leído.
-Más te conozco, le dije
-"Es probable" dijo sonriendo y se presentó; Roberto Bolaño... quedé pensando.
Hasta que la electroquímica de mi cuerpo se disparó en preguntas, necesitaba ideas y los sueños son generalmente la gran fuente universal de inspiración.
Me dijo que debía hacerlo de corazón por más mediocres y patéticos que fueran mis párrafos, algo sobre la prosa y sus encantos y entonces soltó la idea:
-"¿Por qué no escribes sobre poetas?"
-"Tú eres uno" sentenció.
Y ahí nació esta casa ocupada por cinco almas nobles de todos los colores, unidas bajo el místico pacto de trascender la moralidad y sus limitaciones. Entonces me despedí regalándole unos poemas que estoy seguro que calmaron la pena de habitar la inmensa eternidad.
Nota del autor:
Para no fallarle a mi maestro cósmico, sí escribí ese cuento, lo voy a subir en la brevedad de lo posible.
Soldado Desnudo
Escribo en todas las superficies. Las palabras brotan sin significados, son el cúmulo olvidado y de ellas me alimento.
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