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    Stalker

    Mar 13, 2024

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    Stalker
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    Cuando recién llegué a vivir a mi edificio, un muchacho se acercó a saludarme, su nombre era Derek.

    Me ofreció ayuda con mis cosas; le agradecí, pero no acepté, ya que había traído las cosas pesadas anteriormente y estas no lo eran.

    Una vez, Derek se apareció en mi trabajo. No podemos recibir visitas en el restaurante, a no ser que sea un familiar directo trayendo un mensaje importante. Le dijo a mi jefe que era mi novio, y que venía a informarme sobre mi abuela enferma.

    Cuando lo vi allí, me sorprendí y le pregunté si necesitaba algo, pero solo me tomó una foto y se fue.

    Días después apareció en mi universidad y comenzó a seguirme. Me detuve y le pregunté si necesitaba algo; me dijo que solo se aseguraba de que llegara bien a casa.

    Le agradecí un poco dudosa, no entendí el porqué de su respuesta, ni el de su cuidado.

    En otra ocasión, lo encontré tomándome fotos mientras estaba en el supermercado y cuando le pregunté el porqué, respondió que se debía a un artículo que escribía.

    —No sabía que eras escritor.

    —Hay muchas cosas que no sabes de mí, pero eso podría arreglarse —respondió con una sonrisa.

    Le sonreí para no ser descortés y continué con las compras.

    Pensaba en que ese debió ser el motivo por el que me tomaba fotos y me seguía, o tal vez sentía algo por mí y no se atrevía a decírmelo.

    Insistió en acompañarme hasta mi departamento y llevar mis bolsas, accedí de poca gana, ya que no dejaba de insistir.

    —A ti también te gusta la escritura, ¿cierto?

    —Sí, así es. —Supuse que se lo había comentado en otra ocasión que no recordaba, pero me pareció raro olvidarlo.

    —Me encantó la blusa que llevabas puesta el otro día, la verde. Es mi favorita.

    Su comentario me tomó por sorpresa, solo podía pensar en cómo sabía eso. Era nueva, la usé la noche anterior después de ducharme al regresar del trabajo.

    Notó mi distracción y continuó: —Te ves dulce cuando te concentras.

    Gracias al cielo estábamos en mi edificio.

    Le agradecí y subí las escaleras lo más rápido que pude. Cerré la puerta con llave y con el pasador. Ya no quería ser cortés con él; tenía miedo, ¿cómo sabía todo eso sobre mí?

    Comencé a buscar cámaras por toda la casa, fingiendo limpiar, por si él me estaba observando, pero no encontré nada.

    Me senté en el sofá, pensando desde dónde podría vigilarme. Me asomé a la ventana y a través de las cortinas alcancé a ver que me observaba desde la ventana de su habitación.

    Sentí un escalofrío por mi espalda y me alejé de un salto.

    Revisé que todo estuviera asegurado e intenté dormir. Pero cada vez que cerraba los ojos, veía su rostro observándome y no podía conciliar el sueño.

    Desperté por la mañana un poco más tarde de lo usual, ya que era mi día libre. Me duché y desayuné para luego ir a pagar mi renta.

    Vivo en el cuarto piso, cuando bajé la primera escalera, me encontré con dos señoras hablando. Bajé otra y me topé con la señora Rosie, la encargada del edificio. La saludé y respondió amablemente, como siempre. Estaba por girar y continuar descendiendo cuando Derek me sorprende.

    —Hola, Lucy —dijo animado.

    —Hola, Derek. Lamento no poder hablar contigo ahora, estoy ocupada.

    Continué mi camino, seguida por la señora Rosie. Cuando pisé el suelo, me di media vuelta para verla, y comenzó a rodar por las escaleras.

    Intenté ayudarla, pero fue inútil.

    Grité pidiendo ayuda, pero a nadie le importaba, nadie parecía oírme. Entonces crucé la calle y le pedí ayuda a un señor que atendía un local en frente, pero él no dijo nada, solo me observaba.

    La policía llegó, junto a los paramédicos, y socorrieron a Rosie tendida en el suelo. La colocaron sobre una camilla y la subieron a la ambulancia, pero no me dejaron ir con ella.

    La policía no hizo preguntas, dieron por sentado que había sido un accidente.

    Subí a beber una taza de té para tranquilizarme. No dejaba de pensar en cómo se había caído, y no logré descifrar nada hasta que recordé que Derek había estado ahí.

    Con mis nervios y la preocupación por ayudar a la señora, nunca me di cuenta en qué momento se fue, no recordaba haberlo visto.

    Por la tarde, una mujer más joven que Rosie golpeó mi puerta. Dijo que era Maddie, su hija, y tenía algo que informarme.

    Su rostro expresaba tristeza, así que imaginé lo peor.

    Confirmó mis pensamientos diciendo que su mamá había fallecido; el golpe había sido fatal.

    —No sabes cuánto lo siento —me lamenté—. Ella era como una abuela para mí. Si hay algo en lo que pueda ayudar, dímelo.

    —Muchas gracias, Lucy. Ella también te apreciaba mucho, siempre me hablaba de ti.

    Dudé, pero continué hablando: —Lamento decirte esto ahora, pero estaba a punto de pagarle la renta antes del accidente, así que te la daré a ti.

    Recibió el dinero y me agradeció.

    —Hay algo que me pidió que te dijera —agregó como si casi se le olvidara decirlo—. Mencionó a un muchacho, dijo que debíamos tener cuidado con él; su nombre es Derek. ¿Lo conoces?

    Al escuchar su nombre me congelé.

    Le comenté que él estaba en el momento del accidente, y que no lo volví a ver después. También le dije que vivía en el edificio de al lado.

    —¿Crees que él la haya empujado?

    —No lo sé, actúa muy raro. Pensé que podría haberlo hecho, pero no tengo cómo probarlo. Así que no dije nada al respecto.

    —Debemos saber más acerca de él.

    Maddie se marchó después de saludar, pero antes me disculpé por no ir al sepelio de su mamá. Esos lugares me traen malos recuerdos y me hacen sentir mal.

    Bebí otro té. Luego me recosté y no recuerdo en qué momento me quedé dormida.

    Al día siguiente era domingo y no me había tocado trabajar este fin de semana, así que fui a comprar algo para comer. En todo el día de ayer solo había bebido té y agua, ya que estaba muy nerviosa.

    Al regresar, Derek estaba allí.

    —Hola, Lucy. Lo lamento.

    —Hola, ¿qué es lo que lamentas? —pregunté—. Que

    te sientas mal por haber empujado a la señora Rosie.

    —¿Qué estás diciendo? Yo no la empujé, estaba al pie de las escaleras cuando sucedió. —Me defendí casi gritando.

    —Eso no es cierto, tú la empujaste porque no te dejaba hablar conmigo.

    —Derek, ya deja de decir mentiras. Tú la empujaste, y tienes que pagar por ello.

    Quiso sostenerme del brazo, pero salí corriendo. Pedía ayuda a gritos, pero las señoras que estaban hablando allí tampoco me ayudaron esta vez; solo observaban.

    Crucé la calle y fui hacia la tienda del señor mayor. Grité que me ayudara, que me estaban persiguiendo. Me abrió la puerta y cerró detrás de mí con llave y varias cerraduras.

    Sentí que el corazón casi se me salía del pecho.

    Derek se quedó allí, al otro lado de la calle, podía verlo a través de las cortinas.

    —No te preocupes, no puede entrar aquí —dijo el anciano intentando tranquilizarme—. Soy Tomm — continuó. Y me dijo que lo siguiera.

    En la sala había una mujer joven con una niña, y dos muchachos.

    Nos presentamos y luego Nat me ofreció asiento y algo para beber. Dijo que había algo que debía saber, me invitó a leer una noticia.

    Era de diez años atrás. Contaba que un muchacho llamado Kyle había recibido una condena de quince años por intento de homicidio.

    Decía que él padecía problemas mentales y su abogado había intentado que lo declararan incapacitado mental, para que lo detuvieran en un hospital psiquiátrico y así obtener una menor condena. Pero las pruebas de la fiscalía demostraban que él era consciente de sus actos y lo declararon culpable. Salió antes de tiempo por buen comportamiento.

    —Después de eso, él se cambió de nombre — prosiguió Nat—. Su nuevo nombre es Derek Jensen.

    Continuó diciendo que ella era a quien él había intentado asesinar. Matt era su amigo en ese entonces, él la ayudó, junto con Paul y Tomm. Luego ella se casó con Matt y nació Julia.

    Ellos se habían trasladado hacía poco y él se mudó en frente días después.

    Pasé la noche allí. Al día siguiente, luego de llamar a la policía, decidí volver a mi casa e intentar recuperar mi vida.

    Nat me recomendó un grupo de apoyo, al que asisto en todas las reuniones. En ese lugar encontré a mucha gente que me ayuda en mis momentos difíciles, y agradezco eso.

    A veces siento que Derek todavía me vigila donde quiera que esté, lo veo en otros rostros, y el miedo quiere apoderarse de mí.

    En cuanto a Derek, no volvimos a saber de él.

    Nicole Dreamville

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