Hoy, luego de mucho tiempo al borde de la línea, llego a la conclusión de que ni la mufa me va a parar y tengo que comprarlos. Nunca en mi vida les puse un valor monetario, siempre pensé que eran un recurso ilimitado que crecía en los cajones del cuarto de mi hermano, pero se ve que no. Tienen un precio (el cual no sé), vienen en caja (no sé cuántos) y hay diferentes tipos (no sé la diferencia). No quiero que me malinterpreten, no es mi primera vez, pero siempre que se me daba, o la chica tenía o le robaba a mi hermano. Me acuerdo de el primero que tuve en mi mano, fue en una charla de ESI en sexto grado, pero ese objeto viene de mucho más atrás que eso. Viene de mirar al lado del kiosquero y que estén ahí, en el estante; viene de hacer una llamada con mi mamá y que un amigo, desde atrás, con una voz afeminada, diga "Dale Justo ponetelo", pero siempre como si fuese un juguete. Cuando llegó el momento de encarar la compra, me puse a pensar en mi maestra de historia que, en una charla, me dijo a modo de secreto amigero que todos venían de la misma fábrica, que eran iguales, pero también me vino el recuerdo de cuando casi se me da con una mina, pero al sacar los que te regala el gobierno de la ciudad , me dijo: "Yo con esos no cojo eh". Allí me di cuenta de que la marca no era el material, sino el estatus (pleno capitalismo). Entonces tomé valor y le dije al farmacéutico: "¿Me das una caja por favor". Él me respondió: "¿Qué tipo?" y, lógicamente, le dije: "Los normales, los que no tienen nada raro". Creo que no dije nada mal porque no hizo ninguna cara, le pagué y me fui a un bar a encontrarme con la chica.
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