Empieza a escribir gratis en quadernoJohn
Recuerdo el día en el que te marchaste.
Un aroma (ya nunca percibido)
revoloteaba, desinhibido,
sobre el lecho cruel dónde te quedaste.
Yo, tal nieto tuyo al que siempre amaste,
me impregné del aroma aquel, perdido.
Y lloré afligido, sin tu latido,
pues de la vera mía te fugaste.
El tiempo marchó con cierta crueldad,
y el recuerdo apuñala al corazón,
pues le debo a tus versos lealtad.
Nunca se dormirá esta mi pasión,
pues es la memoria solemnidad
y los restos son para la razón.
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