Somos dos

Estoy dividida en dos.

Soy esa persona que quiero ser y soy esa persona que no quiero ser. Algunos días me levanto, me visto y encaro al mundo como quien quien quiero ser, soy completamente extrovertida, hago los mejores chistes y doy los mejores abrazos.

Otros días, no soy nadie, prefiero excluirme y hundirme en la oscuridad que me abraza como una vieja amiga. A veces es tan profunda la cueva, que no creo que pueda encontrar el camino de salida.

Cuando me despierto, se activa ese chip que me indica que tengo que ser esa primera persona, la amable, la graciosa. A veces mezclo estas dos personas, a veces hay un momentos donde esta intrusa tiende a aparecerse y recordarme que pronto voy a volver a la cueva.

Soy como dos hermanas gemelas que se odian. Una quiere hacer algo, la otra sabotea esa opción. Una quiere disfrutar, la otra le recuerda que va a terminar ese disfrute. ¿Lo peor? Me siento cómoda con las dos, no quiero repeler a ninguna. Pero, ¿quien soy? Ni una ni la otra. A veces todo es luz, pero por dentro se que me espera toda esa oscuridad. Una parte de mi me reprocha que todo es una mierda y que no puedo llegar a nada cuando la otra está llegando y demostrando que puede, como si la primera fuera una hermana celosa. Y por cada premio que recibe una, la otra está esperando a que llegue a casa para hacérselo añicos.

No pueden vivir una sin la otra. Son como los fuegos artificiales, hermosos a la vista pero doloroso para los oídos. Y al final del día, soy un caparazón esperando a que una elija aparecer, pero sabiendo que hay dos posibilidades.