sombras y dudas.

No sé cómo me siento, el alma en un vaivén,
las decisiones tomadas me han dejado en un edén,
un edén de dudas, de sombras y de afán,
donde todo lo que veo me inquieta más que sanar.

Salí de mi zona, al mundo me lancé,
pero lo que encontré no es lo que imaginé.
El eco de los rostros, las miradas al azar,
me hacen cuestionar si mi camino es real.

¿Es la lealtad un juego, una verdad o una mentira?
¿Es el tiempo el que cura, o sólo nos retira?

Vulnerable me siento, desconfiando de mí,
es una lucha interna, no sé dónde ir.
La línea que me guía se ha vuelto difusa,
necesito aclararme, encontrar mi excusa.

No para decidir, sino para comprender,
qué se esconde en mi pecho, qué me hace temer.
Salgo al mundo buscando mi verdad,
y al regresar, el miedo crece en mi ansiedad.
Cada paso me abre, pero al volver, me pierdo,
necesito entenderme, aunque me sienta en vuelo incierto.

¿Estoy haciendo bien? Mi corazón no sabe,
si mis errores pesan o son solo un ave
que vuela por el cielo de mis pensamientos rotos,
¿es el rumbo correcto o son solo destinos flojos?

No hay maldad en mí, aunque erré mil veces,
como todos, supongo, en sus propios deslices.
¿Cómo dejar de creer, cómo confiar otra vez?
¿Cómo vivir con lo que tengo, con lo que sé?

La búsqueda no acaba, me encuentro en el umbral,
entre el miedo y la esperanza, en mi viaje tan real.
Y al final, tal vez, lo único cierto será
que al fin me comprenda, al fin me hallará.

En una obsesiva del control, mi alma se perdió,
tras el hilo del orden, mi paso se desvió.
Busqué la perfección en cada movimiento,
pero en el afán de retenerla, se esfumó el viento.