La soledad no es únicamente estar solo; no es ese sentimiento pasajero. Es estar rodeado de gente y sentirte incompleto, fuera del mundo. La soledad es estar vacío por más gente que te rodee; es ese sentimiento de que las personas no te llenan. No es suficiente un «te quiero», un «te amo» o un «estoy contigo»: hay algo más interno, algo en ti que sabes que no es normal.
Es un sentimiento tan horrible que abarca a otros. A veces se sana y otras veces vivimos así sin saber vivir. Nos sentimos amargados, llenos de ira; vivimos con rencor y nos sentimos culpables por este mal que cargamos sin querer, sin saber qué fue lo que nos llevó ahí. Nos sentimos malas personas por no saber expresar lo que sentimos, porque si lo contamos nadie lo va a entender como tú; y eso nos frustra tanto que nos sentimos perdidos: no sabemos cambiarlo.
A veces ni siquiera damos un peso por nosotros mismos; nos sentimos inútiles, despreciables, llenos de rabia y de miedos. Tan miserables, porque tenemos un caos en la cabeza que hace tan difícil cumplir y hacer lo que queremos. Sentirnos bien se nos olvidó; nos acostumbramos a los malos tratos de nuestra propia mente.
Nos autosaboteamos todo el tiempo, sin darnos cuenta. Todo se vuelve gris, todo es negativo y las cosas buenas ya casi ni se ven. Deja de importar el qué dirán y todos tus días parecen ser igual. Este sentimiento repugnante no debería existir.
Pero, lastimosamente, nos ha tocado sentirnos así —por mucho o por poco tiempo— en algún momento de nuestras vidas.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión