Soltar.

Nace en el interior de azufre y carne,
de gritos dolidos y constantes.
Crece y se acerca errante, imponente
hace llegar el calor insoportable, quemante.

Impacta y marca en la piel, el alma, la mente
duele para siempre y es inevitable
en esta y en todas las vidas
En la tierra fantástica y en el infierno interno
el cruel aprendizaje a cumplir y luchar lo deseado.

Ver en el porvenir del paisaje
que más veces de lo que se quiere aceptar
la humillación será la vía sin más opción
para tener por fin el deseo anhelado
el objetivo tan buscado en la propia recapitulación
errante, humillante y mísera, el dolor de la rendición:
el acto de soltar lo soñado, con ultraje y dolor.

¿Hasta dónde el fin justifica los medios,
hasta cuando el conseguir deviene
en un camino espinoso de dolor y sacrilegio?

¿Vale la pena el precio alto que pagaste

por todo lo que hasta ahora sacrificaste?