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    solo somos la soledad y yo

    Feb 8, 2025

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    solo somos la soledad y yo
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    no estoy sola, la soledad nunca me deja.

    se acuesta a mi lado en la cama, me acompaña en cada semáforo en rojo, se sienta frente a mí en la mesa mientras muevo la comida en el plato.

    me observa en silencio, como si esperara el momento exacto para extender sus manos y recoger mis lágrimas en ellas.

    y, sin falta, siempre lo consigue.

    he intentado hablar de esto. he intentado ponerle palabras a este sentimiento, convertir mis lágrimas en oraciones, en explicaciones que suenen lo suficientemente razonables como para que alguien entienda.

    pero la última vez que lo hice, sentí un deja vu.

    otra conversación con un amigo que no sabe qué decirme.

    otra mirada de incomodidad.

    otro intento de cambiar de tema.

    no sé en qué momento empezó a sentirse así.

    antes, la soledad era solo un estado, algo temporal, un vacío entre planes y llamadas que pronto se llenaba con algo más.

    ahora es más bien una presencia, un peso que no se va, incluso cuando estoy rodeada de gente.

    y lo peor de todo es que la entiendo.

    sé por qué está aquí.

    llega cuando no encuentro el espacio para hablar sin sentir que soy una carga.

    cuando las personas a las que recurro están demasiado ocupadas con sus propios problemas.

    cuando lo que quiero no es solo compañía, sino alguien que realmente me vea, que me escuche sin intentar cambiar de tema, sin soltarme respuestas prefabricadas como “todo va a mejorar” o “no estás sola” mientras su atención ya está en otra parte.

    porque sí, claro, no estoy sola.

    lo sé.

    puedo contar los nombres, ver las caras, hacer una lista mental de todas las personas que me quieren. pero aún así, la soledad se queda.

    tal vez por eso me cuesta tanto hablarlo.

    porque sé que no hay una solución inmediata, porque sé que el simple hecho de decir “me siento sola” no cambia nada.

    y porque, en el fondo, temo que admitirlo en voz alta solo haga que la soledad se haga más grande, más real.

    así que, en lugar de intentar alejarla, hago espacio para ella.

    le doy de mi sábana en la cama.

    le pongo sus canciones favoritas en el auto.

    le sirvo un plato en la mesa.

    la observo tanto como ella me observa a mí.

    no porque quiera que se quede para siempre, sino porque, por ahora, es lo único que realmente me hace compañía.

    solo somos la soledad y yo.

    isabel ♡

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