SOLO, EN MI LUGAR SECRETO

SOLO

Estaba ahí porque casi siempre estoy, me gusta meterme entre las ramas que se enredan abajo, quedarme quieto, escuchar el sonido de la vida, generalmente cierro los ojos, pero era sábado temprano y más allá hay un claro en el que a veces las tiran, a mí me parece mal, porque interrumpe el fluir del sonido, hasta el aire sufre, y me tengo que quedar hasta que se van, y el cuerpo al chocar y los pasos y las murmuraciones me hacen abrir los ojos, y los veo, y no me ven, y ellos se van, y ellas ahí.

Generalmente se despiertan al rato como abombadas, se tocan el cuerpo, yo creo que algo les duele, se mueven en forma cortada, verifican su ropa, casi siempre tienen toda la ropa puesta, ésta última no tenía zapatos, y tardó en despertar, casi, casi me acerco a ver si respiraba, pero menos mal que esperé acá. Un poco se había recuperado el sonido cuando ella empezó a gemir y luego fue tratando de entender dónde estaba, yo sabía que se iba a dirigir, en cuanto pudiera levantarse, hacia la ruta; porque desde el claro se ve el camino de tierra y para éste lado es todo verde cerrado, se ve que se asustaba de los sonidos, pero yo le hubiera dicho que era su culpa porque ella rompía el hábito, la comunicación libre entre la naturaleza, que por eso yo me quedo quieto y callado. Obvio que no le dije, obvio.

Todas vomitan en cuanto llegan al camino, ésta vomitó acá, no se podía parar, se arrastró, una pierna no se movía bien y después siguió casi en cuatro patas, parecía desesperada por salir, no sabía que no pasa nadie por el camino, que tenía que llegar a la ruta para ser auxiliada. Creo que ninguna lo sabe, pero después lo entienden y mal que mal llegan hasta allá, tampoco es tan lejos y finalmente en algún momento pasa un rastrojero, una chatita, o Marcial en su motito, en fin, alguien. No sé adónde van después. Cuando voy al bar nunca escucho comentar nada, si alguno las acercó al pueblo no lo dice, no sé, no hablan de eso.