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Soledad.

mel

Oct 24, 2024

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Soledad.
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Querida Soledad: 

Hace pocos días cumplí 22 años. Ni siquiera sé por qué te notifico si soy consciente de que vos los cumpliste junto a mí. Me encantaría poder contarte que hoy en día se quien quiero ser, pero no podría mentirme de tal manera porque no estoy ni cerca de poder saberlo. He de admitir que después de ese balazo en el pecho no soy la misma persona, no sé bien que fue lo que cambió, quizás mi coraza más externa. Pero sinceramente por dentro me sigue habitando la misma mierda. El hueco en el pecho se hace presente en las mañanas más frescas, la lluvia danzante de buenos aires es acompañada por un mar de lágrimas sin una razón previa. A cada paso que doy, tus recuerdos pesan cual piedras, y no puedo deshacerme de ellos porque no conozco otra realidad que no sea esa. Mi cuello siendo atado por tus miserias, mis manos enroscadas únicamente en las tuyas porque no soportabas verme en las de ella, yo y solamente yo, siendo tu única presa. Tengo 22 años y estoy en mi mejor momento, aunque suena completamente irónico, cada vez escucho menos tus susurros, cada vez siento menos escalofríos cuando pienso en lo que fuimos juntos, cada vez te extraño menos, cada vez siento más paz. No tengo idea de quién quiero ser, Soledad. ¿Es acaso eso normal?  
Me han mentido durante tantos años intentando inculcar lo que yo soy para los demás, que ahora no sé ni quien soy para mí misma. Soledad, me está atacando la nostalgia, no soy capaz de asimilar ninguna de las cosas nuevas que pasan, me he quedado a vivir eternamente en tu sonrisa falsa, en tus mentiras tan repetidas, en lo que fuimos y no pudimos ser. Soledad, tengo que irme y vos lo sabes. Buenos Aires me está esperando con los brazos abiertos, fue quien me acompañó durante todo ese tiempo en el que vos no estuviste, no tengo a nadie más que ello.  
Finjo caminar con los pasos bien rectos, pero tropiezo más de una vez disimulando para que vos no llegues a notar eso. No quiero irme, quiero que me busques, que me envuelvas, que me hagas mierda otra vez. El eco de tu risa invade por completo el andén, me aturde, me hace doler. No encuentro otra manera de sentirme vivo que no sea recordándote.  
No sé si es la ciudad la que me atrapa o si sos vos otra vez, no hay salida de ese callejón oscuro y yo voy decidida hacia él. ¿Sos vos la que me está esperando, Soledad? ¿O es el reflejo de lo que siempre quise ser?  
No estoy listo para dejarte ir, por eso beberé más de una vez y caminaré buscando en alguna de las luces de la ciudad algo que se parezca a eso que solíamos ser. 

mel

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