Paso tu cumpleaños y no te saludé, fui notando el pasar de los días hasta que finalmente llegó: no hice nada al respecto ni un mensaje ni llamada. Nada.
¿Será que me pensaste? Me acuerdo cuando me preguntaste si iba a compartir ese día con vos y tu nuevo amor. A lo que respondí con total sinceridad: ni loco.
Mis peores miedos se hicieron realidad desde que no estás. Las canciones me duelen, escucho los versos que te dedique y es como si me clavaran cientos de cuchillos en el pecho y en la garganta, brotan las lágrimas como si tuvieran prisa de recorrer mis mejillas.
No sé si el mundo duele más desde que no estás o si el dolor que me generaba estar cerca tuyo viendo que te enamorabas de otra persona simplemente se esfumó, como vos.
Pienso en ustedes. Pienso en vos, te recuerdo casi a diario y a veces, quisiera apagar mi mente para no recordarte nunca más.
Me rompiste. El corazón y la mente. Tu único objetivo fue destruir todo lo que era y te salió a la perfección. Me fui de tu vida y te dejé libre, no quiero volver a atraparte en mis brazos.
Pensé las veces que sentí que me moría al sentir tu ausencia, cuando cualquier sustancia que me adormeciera se convertía en mi favorita. La que sea, sin importar el costo que generaba en mi salud mental.
Lo destruiste todo y yo lo permití. Porque confíe en vos con una venda en los ojos y en las manos, me volví incapaz de defenderme ante tu tortura psicológica.
En unos días harían siete años de que nos amamos. Hoy duele pero me alegra estar lejos de tu maldad.
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Julián
Soy un chico simple, me gusta escribir sobre la tristeza, la nostalgia y el amor.
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