I. Sobre Peg Entwistle

Al norte de la carretera Mulholland, Peg Entwistle -actriz de la era pre-código del cine hollywoodense- subió a la H del letrero de Hollywoodland y se lanzó hasta los pies del Mount Lee, fracturándose la pelvis en distintas secciones y muriendo a causa de ello. Sobre la vida de Peg, se sabe que fue contratada por la Theater Guild of New York y que gozó de taquillas llenas durante un tiempo, aunque apenas cobraba céntimos por aquello. Aun así, la actriz tuvo una temporada muy mala durante el año de su suicidio: ocho obras duraron apenas una semana en Broadway. Luego la contrataron para trabajar en California y sufrió la misma suerte: rescindieron de su contrato. Vivía en Beachwood Canyon, exactamente en Beechwood Drive 2428, junto a su tío. También llevaba un par de años divorciada. El viernes dijo que iría a la farmacia y el domingo la encontró una mujer que caminaba un sendero más arriba de donde quedó ubicado el cadáver.

En ese entonces el letrero de Hollywood tenía el -land al final y pertenecía a una agencia de bienes raíces de la zona aledaña. Por las noches estaba encendido y la última vez que se encendió fue hace más de setenta años.

Peg Entwistle

i.a

Esta noche de verano
se abrió paso
a través de una garganta cerrada

Querer quedarse para siempre
es tan terrible como
ser dejado atrás en la intemperie

El cosmos reside del otro lado
de esta bálbula, de esta marca
de cuchilla que encierra
más dolor que las guerras

Llevar con una la mala suerte,
anidarla a la altura del pecho,
con ojos soñolientos,
siempre mirando hacia adentro

II. Sobre Angelyne

Angelyne fue telonera en el Whiskey A-Go-Go de Sunset Boulevard, siendo en esa ocasión parte de la formación de la banda punk Baby Blue. Amiga de Nina Hagen, a pesar de su paso por la escena del punk rock de principios de los ochenta, Angelyne se hizo famosa hacia finales de esa misma década por pagar para aparecer posando, toda vestida de rosa, en billboards y murales en barrios angelinos. Su primer mural, en la emblemática y gris intersección de Hollywood and Vine, costó alrededor de veintidós mil dólares y medía más de dos metros y medio de altura. Parte de un publicity stunt, se ha convertido en una personalidad de culto en la ciudad californiana hasta el punto en que ahora hay una serie sobre su vida, con Emmy Rossum de Shameless en el papel protagónico. Angelyne representa la plasticidad, la diversión, el consumo y la sexualidad; promoviendo Baby Blue y luego su proyecto solista con carteles en las avenidas siempre embotelladas de Los Angeles, haciendo un juego de luces y sombras con su vida y su estética, dedicándose a la vida nocturna de la ciudad y prometiéndose a la misma, no hay Los Angeles sin Angelyne y Angelyne se mantiene siempre misteriosa y fascinante, una bombshell, tan de rosa como una conejita Playboy cualquiera (a lo Anna-Nichole Smith), o una suerte de Elvira con tachas y cuero. Eso sí, siempre rubia y con el beehive de las reinas de belleza de los cincuenta, siempre kitsch, a medias desagradable, a medias invitándote, con el rostro hacia abajo (a lo Lauren Bacall), a escuchar buen rockabilly. Dos veces se postuló como gobernadora de California y sigue paseándose en su convertible, rosado, por supuesto, atravesando las arterias de asfalto de la ciudad.

Cartel presentando a Angelyne, probablemente ubicado en el Sunset Boulevard.

ii.a

Sueño lúgubre de
poder sentir a la tierra entera
gritar mi nombre

Esta vez no será en vano
juro que no será en vano
cuando el escalpelo abra
mi pecho
golondrinas cansadas
saldrán volando

III. Sobre Alan Campbell

Alan Campbell es la parte cuasi desconocida de la dupla más famosa del cine hollywoodense de los años treinta. Enamorado de Dorothy Parker, casi veinte años mayor, y casándose dos veces con ella, el dúo artístico tiene en su repertorio la versión más temprana de A Star is Born, además de unas cuantos guiones llevados a la pantalla por las starlets de aquel entonces, las cuales usaban ruleros y kitten heels. Fueron contratados por los estudios Fox y a ambos le encantaban los Scotches y a él especialmente los Bloody Mary, suicidándose a principios de los sesenta con una bolsa de nylon en la cabeza y barbiturícos mezclados con el trago ese.

Siempre pienso en la relación de Dorothy Parker con Alan Campbell. Él peleó en la Segunda Guerra Mundial y ella en ese entonces estaba con su primer esposo. Cuando se conocieron, las fuentes biográficas de Dorothy dicen que fue instantáneo. A pesar de los años de diferencia y de la depresión de ambos, estuvieron juntos y separados más o menos desde que se casaron en el año treinta y tres. No podían evitarse. Dicen que Alan la ayudaba a peinarse y elegir la ropa por las mañanas porque Dorothy no quería ni ver a nadie ni vivir; también, según el perfil de Dottie en Esquire, cuando Alan se iba de casa, las heces del perro que tenían juntos llenaban el alfombrado de la misma. Campbell fue amigo de Scott Fitzgerald y actor de Broadway en los años veinte.

Dorothy vivió en Ciudad de Nueva York el resto de su vida, pero Alan murió en Norma Place, West Hollywood, habiendo vivido ahí por años, separados literalmente por una biblioteca, la cual dividía el lado de la casa de Alan del lado de la casa de Dorothy. Antes de los colosales problemas económicos que tuvieron hacia el final de sus vidas, pasaban los veranos en una casa de campo en Pennsylvania y vivían en una mansión en Beverly Hills. A pesar de sus separaciones, se hicieron matching tattoos en la época en la que los tatuajes eran marginales: una estrella en el antebrazo. Casi tuvieron un hijo, pero ella sufrió un aborto espontáneo.

Un amigo de la pareja, en una nota en los años cincuenta, comentó que Dottie era "incapaz de admitir ningún grado de felicidad" y que la pareja se avergonzaba de sus emociones. Además, Alan, a pesar de ser carismático, estaba "siempre a la defensiva". También dijo ese amigo que Dorothy, tras su llegada a Los Angeles, comentó que estaba viviendo "en lo de Alan" y que acaso ", ¿no es eso terrible?". Le dijeron que no tenía sentido ser infeliz puesto a que estaba casada con un hombre maravilloso que la amaba y que qué más podía pedir, a lo que retrucó "¡regalos!". En una nota parecida, el día en que Alan murió y una vez que la policía se llevó su cuerpo a la morgue, una vecina preguntó si Parker necesitaba algo, a lo que Dorothy pidió "un marido nuevo". Supuestamente, la vecina se escandalizó y la escritora soltó entonces un lo siento y le pidió a la vecina que fuera a la tienda de la esquina a traerle un sánguche de jamón y pavo y sin mayonesa.

Alan Campbell y Dottie Parker.

iii.a

Azul y rojo
parpadeante
movimientos del nylon
retirándose
la lengua queriendo
empujarlo
luego rindiéndose
es en vano

De repente como dentro
de un envase hermético,
la vida se deshace
y escapa de sus dedos

Estrella en el antebrazo
no funcionó como Osa Mayor
y hoy en día vive en mí
ese hombre que nadie sabe:
soy la desconocida que sueña
con la muerte y con
ser amiga de Scott Fitzgerald
y escribir para vivir
vivir escribiendo
y morir también,
por qué no,
bebiendo

Donde habita el calor
habita el infierno,
donde está el frío,
el perenne limbo
que también lleva al infierno

IV. Sobre Sharon Tate

Este año firmé una carta online para que no liberen al resto de las integrantes de la Familia de Manson, las cuales están apelando judicialmente, en base a la buena conducta, para poder salir de prisión. Sharon Tate lleva muerta muchos más años de los que vivió y era una mujer sumamente dulce. Alimentaba a los gatos callejeros de Cielo Drive, calle donde residía, hasta el punto en que uno de ellos aparece en las fotos mortecinas de la escena del crimen, esperando afuera de la casa por un plato de comida y la rubia que lo traía consigo.

A Sharon le encantaba salir a comprar ropa con su hermana Debra y también tenía una buena relación de amistad con su ex novio, el cual iba a su casa normalmente a escuchar vinilos y comer carne asada junto con el marido de Tate. Sharon era fanática de Bob Dylan, hasta el punto en que tenía un bolso con la cara impresa del artista, y adoraba Los Angeles. Era el siguiente paso: ya había estado en Italia y en Londres, donde el cine también vibra, si bien en tonos quizá más sobrios y estilizados o con polvo de desierto western. Conocer a Roman Polanski fue parte de su suerte, también, él era maravilloso como director en Rosemary's Baby y ella lo amaba intensamente. Está muy bien documentadao. A Sharon la culpabilizan por el marido que eligió, sabiendo nosotros, treinta y tantos años después, que Roman Polanski no puede poner pie en Estados Unidos por tener cargos por abuso sexual y estupro. A Sharon Tate la vuelven a matar todos los años. Recomiendo recordarla por sus películas: La danza de los Vampiros y El Valle de las Muñecas, donde interpreta a mujeres hermosas, como ella, sufrientes pero perfectas. Tenía una belleza casi aristocrática, de mujer que no te mira dos veces al pasar por la calle, y es extraño que fuera exactamente lo contrario. La gente que la amaba la describía como un ángel en vida. Los fotógrafos, también, decían que no podías dejar de verla moverse, hablar y cantar.

Quería que la tomaran en serio como actriz, habiendo empezado su carrera como la rubia tonta en alguna que otra comedia. De a poco, lo lograba. Desde el comienzo, más o menos desde que firmó contrato, los diarios la llamaban una estrella en potencia. A dónde podría haber llegado el cometa suyo si no fuera por su muerte. Creo que Sharon Tate es Los Angeles: el infierno, no, el cielo, tampoco, sino el inframundo mismo donde ni siquiera el libre albedrío llega a salvarte.

“What I want out of life is happiness. I don’t want money. I get $350 a week. I drive a Buick Riviera. I have all the clothes I want. I like myself. I’m glad I’m me. I’d also like to have a baby.”

iv.a

Nacarado cabello
hebras doradas
¿dónde estará tu hijo?
donde se le de la gana

Qué vida arrancaron
de este mundo,
nunca estamos lo suficientemente
enraizados
algún día buscaré tu nombre
en las marquesinas
y estará
el mío al lado

V. Sobre James Dean

James Dean durante el rodaje de Rebelde Sin Causa.

Uno de los hombres más atrapantes de la pantalla, con sus jeans y campera, con camisas con un par de botones sueltos y una expresión de inomprendido en el rostro: James Dean era el rebelde perfecto. Adoraba la velocidad de los autos, los guiones representantes de las crisis existenciales y también andar en auto sin cinturón de seguridad, incluso cuando hizo una propaganda de educación vial un poco antes de morir. James Dean murió a los veinticuatro años de edad en un choque automovilístico en la Ruta 46 de California y, aún hoy, las chicas dejan sus sujetadores atados a la reja contra la que murió, y siguen llevándole flores a esa carretera. Su muerte marcó un hito, es una de las primeras y angustiantes leyendas de Hollywood, y fue nominado a dos Oscar póstumos, único actor que ha logrado eso.

Nació en un pueblito de Indiana cuyas calles ahora están decoradas con su rostro y con réplicas de sus motos. Se fue de allí cuando era muy chico, junto con su padre y hacia Los Angeles, acaso la ciudad y él estuvieran conectadas como venas que llegan al corazón, pero a los nueve, apenas habiendo vivido un tiempo en la soleada California, perdió a su padre por un cáncer y fue devuelto a Indiana a vivir con un tío cuáquero. Allí hizo muy cercano al pastor de la iglesia, quien lo guió hasta encontrar su irrefrenable pasión por los autos y el teatro (o quien lo abusó sexualmente, según Elizabeth Taylor, que juró que Dean le contó aquello en alguna de las largas charlas que tenían durante el rodaje de Giant), presentando obras en el teatro comunitario del pueblo, y a los dieciocho se trasladó a estudiar en la Universidad de California o la UCLA. Consiguió varios papeles en televisión mientras estudiaba en Los Ángeles, aunque su paso por el cine es lo que lo volvió James Dean. Nadie interpretaba a los rebeldes como él, nunca nadie lo logró, será por eso que Chris de Los Soprano interpreta una escena de Rebelde sin Causa cuando su novia, Adriana, le regala unas clases de teatro, y llora al actuar de él porque, cómo no sentir esos papeles, cómo no se van a identificar todos los rebeldes y los rotos del mundo. Los jeans se pusieron de moda por Rebelde sin Causa, eso es un hecho, sobre todo los Lee Riders, que era la marca que James Dean usaba.

Adoraba tanto los autos que decidió tener una carrera conduciendo, ganando en Palm Springs los palmares a primer puesto de principiantes y al segundo puesto en la carrera general, y la Warner Brothers le prohibió subirse a esos coches que tanto amaba y de participar de carreras durante la filmación de Giant. El auto en el que murió era un Porsche Spyder apodado Little Bastard, y la noche anterior a su choque y muerte, le dejó su gato a Elizabeth Taylor para que se lo cuidase, acaso advirtiese lo que iba a ocurirr. Se incrustó contra un Ford y fue la única víctima fatal del accidente.

v.i

asientos cromados
blando cuerpo
sólo a las alturas le temo
ni a la muerte
ni a dejar un cadáver feo
vivir rápido
morir joven
mi padre lo hizo primero