Sobre mis peces naranjas

Hoy quiero escribir sobre mi, cosa que no hago mucho. Siempre escribí sobre sentimientos, pensamientos, soliloquios o diálogos. Nunca sobre mi.

Hoy si.

Me gusta hacer preguntas, muchas preguntas, todos los días, a otros y a mi misma. Soy curiosa.

Me gusta cuando la gente me dice que me quiere. Un poco más cuando va más allá y lo demuestra con gestos. Soy querida.

Amo con todo mi ser a mis amigos. Me gusta dotar mi vida con el sentido que le otorga la amistad. Soy leal (como un perro).

Me gustan mucho los perros. Mi mascota es el ser que más logró sensibilizarme. En realidad su llegada amplió mi espectro sensible. Desbloquear niveles emocionales de ternura es de lo más mágico y dulce, ojalá la vida tuviera más de eso. Soy emocional.

No soy ingenua, pero creo en las personas. Lo hago porque es el discurso que elegí para alivianar el peso de la existencia. A veces intento ser más feliz.

Me gusta la noche, la oscuridad y el silencio. Soy introspectiva.

También mis noches, mi oscuridad y mi silencio, porque las cosas se sienten distintas cuando son nuestras. En la vida es necesario apropiarse. Soy propiedad pero también soy dueña.

Depende el caso.

No me gusta cuando dicen que "todo depende", hay cosas en las que definitivamente no aplica, pero hoy no las quiero nombrar.

Estoy cansada. Hace tiempo siento que viví demasiado ¿Se puede pensar en la vida en demasía? Yo si. Soy joven, aún no aprendí a gestionar este agotamiento.

Duermo, sueño casi siempre y tengo pesadillas muy a menudo. Existen imágenes oníricas en mi cabeza que guardé hace años. Mi preferida tiene que ver con peces naranjas. Soy compleja.

Hoy termino por acá. Nunca escribo sobre mi porque creo que no sería interesante para ningún lector, y aunque sé que podría escribirlo solo para mi, es imposible, porque siempre escribo para él, mi lector imaginario.

Al parecer mis palabras eligieron otro protagonista y este texto tampoco es sobre mi. Me perdí en su camino sinuoso otra vez.