Canta el gorrión
Levantan el ancla
El vapor se mezcla con las nubes
Las gaviotas preparan su vuelo
Los marineros se despiden de sus amadas
El grito del capitán anuncia tu embarque, llego tarde al puerto, ya has zarpado
No me has dejado ni tu espejismo para intentar simular una despedida en la que no te digo mucho porque todo ya lo he escrito
Diviso en el poniente todavía el vapor que dibuja en el cielo una imagen de nuestro último abrazo
El barco ha dejado un mar turbado en que las olas se muestran como un buen destino, y en que el fondo del océano parece un buen hogar donde reposar.
Algunas gaviotas están retrasadas, largos metros las separan de las que con el barco han partido,
quizás a esa distancia siempre estuvimos, pero me consuela saber que me dedicaste tus instantes, y que lograste que crea que los míos eran dichosos de algún sentido
Vuelvo por el muelle en el que corrí para alcanzarte, el sol lentamente comienza a humedecer sus cabello en el mar.
Pronto, sin darse cuenta, se ahogara y morirá el día, como así mi voluntad para el resto de los amaneceres.
Mañana volverá a salir el sol, menos radiante que ayer probablemente, y con menos fuerza para abarcar toda la tierra. Pero de igual forma saldrá porque sobre él cae una condena.
Yo sigo su caminar.
Mañana me levantaré, desmejorado, pero me levantare, porque debo seguir para así robarle recuerdos a mi memoria, y poder proyectarte en los sueños
Visitare el bosque que nace donde muere la costa, y bajo la copa de un frondoso árbol, esperare que una sombra se divise en el suelo. Luego moveré con esperanza las ramas buscando que la sombra se transforme en tu silueta
Desde la ventana de mi cabaña miraré al puerto e imaginaré escenarios en los cuales lograba despedirte, y te obsequiaba una palabra escrita en un papel que representaba el resumen de mi vida. Y ese vocablo, devenido por la fuerza en despedida, no era nada menos que tu nombre.
Diariamente me acercaré al puerto para robarle palabras a cada embarque, y así intentar escribir mil versos que te esperan si deseas regresar.
También me recordaré que vivo de pensarte, y que tu ausencia es mi compañera, porque no ha sido tan cruel, y me ha dejado tu perfume que se mezcla con el olor a la sal de mar
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