Sister Hong | El estándar que se exige vs lo que a escondidas se elige
Jul 22, 2025

Tengo la certeza de que, más que una historia anecdótica o incómodamente perturbadora, esta sirve para desanclarnos, una vez más, de las imposiciones sociales.
¿Nuestros estandartes nos pertenecen?
Para mí no es sorpresa alguna —desde un punto de vista psicológico, o incluso morboso o ligado a la fantasía sexual— que cientos de hombres, incluidos algunos con pareja estable, hayan tomado la decisión de engañarlas con una "mujer" que, aun presentándose a sí misma como maternal y separada, era, evidentemente, otro hombre. Esto, sin restar atención a lo irresponsable de dicha acción y al peligro que supone exponerse a este tipo de encuentros clandestinos, que terminan, en muchas ocasiones, con infecciones de transmisión sexual graves.
Ser un determinado estándar de belleza no beneficia en nada a la mujer; solo al consumismo. De otro modo, el mercado cosmético, las cirugías y la comercialización de una imagen con tendencia al eurocentrismo quedarían, en efecto, desérticos en ganancia.
No es así como actúa la biología humana. No se busca la perfección en la reproducción. Olvidamos, entonces, que también somos, en parte, animales.
Consecuentemente, entran en juego las pulsiones sexuales de cada individuo, su psicología —a menudo arraigada en experiencias infantiles— y también aquello que consume habitualmente, como la pornografía.
Por eso, muchas veces es difícil explicar el comportamiento humano desde un análisis meramente lógico, o incluso emocional.
En un plano más sutil, nuestra elección reproductiva (consciente o no) también considera aspectos físicos, sí, pero más bien ligados a la salud corporal: la piel, la estructura ósea, ciertos rasgos biológicos. Todo eso influye a la hora de elegir, una “buena genética” para los hijos.
Por supuesto, esto apela más al cuerpo sano que a uno que solo lo aparenta.
Hoy, pongo en duda qué significa realmente “salud” para las generaciones que vienen. En redes ya se avista una oleada de personas jóvenes que ingresan al fitness con el fin de obtener, rápidamente, un cuerpo según un estándar físico inalcanzable de forma natural, olvidándose por completo de su salud. Como consecuencia, intervienen su cuerpo con procedimientos químicos que, en el peor de los casos, podrían causarles la muerte.
Tanto para mujeres como para hombres, seguir rígidamente estos estándares impuestos no hará que sean más elegidos. Al fin y al cabo, las modas y la sociedad cambian drásticamente.
Instintivamente, no funcionamos como el consumismo predice. Y, a nivel de pareja, estamos tácitamente condicionados por sesgos sociales sobre cómo debería ser nuestra pareja: guiados por ideas fanáticas, políticas, religiosas o capitalistas. Olvidamos que muchas veces elegimos desde la biología, y más profundamente, desde la psicología.
Esta última incluso podría especular que algunos de esos hombres se acercaron a Sister Hong por lo que él representaba de forma inconsciente para ellos: morbo, fantasías reprimidas, pulsiones sexuales que buscaban ser sublimadas.
En conclusión: uno nunca debería autoimponerse un estándar ni seguirlo a ciegas para entrar en el radar del otro. Nunca hay que olvidar que la mirada de las personas es meramente subjetiva, al igual que el mercado.
Objetivamente, lo único que controlamos son nuestras elecciones y con quiénes decidimos conscientemente estar. Pero no podemos evitar sentirnos atraídos por aquello que el instinto nos pide. Y muchas veces, eso carecerá inevitablemente de perfección.
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