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Siquiera su nombre

Dec 4, 2024

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Siquiera su nombre
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Se sent贸 en el 煤ltimo escal贸n, a esperar el amanecer. Los brazos cruzados frente a sus rodillas, y con la cabeza alta, vigilando las estrellas. Permaneci贸 disfrazada, aunque le diera calor. El verano intenso no tenia piedad, y cada sombra, cada movimiento, la hac铆a girar sobresaltada. Pero eran solo el viento y p谩jaros sin importancia. Repet铆a su nombre en voz baja, para no olvidarlo. Tantos a帽os hab铆an pasado, que hasta su voz se hab铆a disipado. Sus facciones hundidas en la niebla. Su piel, difusa. Hab铆a olvidado su calor y su frio. Su altura, su temperamento. Incluso si alguna vez la quiso. Lo 煤nico que llevaba con ella era su nombre, y se aferr贸 a eso como a su mayor tesoro. Mantenerlo era cuesti贸n de tiempo, as铆 que sigui贸 repitiendo. Silaba por silaba. Incluso lo escribi贸 en su mano con tinta. Estaba decidida a recuperarlo, encerrarlo en su coraz贸n y nunca m谩s dejarlo ir.

Una fila de luces comenz贸 a zigzaguear por el monte. Bajando lentamente, como una llovizna pasajera. A medida que se acercaban, ella pod铆a ver las antorchas y linternas de papel tomar forma entre los 谩rboles. Todo hab铆a quedado en silencio, incluso los p谩jaros, las hojas, el viento. Las estrellas parec铆an ahora congeladas en su expectaci贸n. El r铆o de luz blanca avanzaba y doblaba arbitrariamente. Creaba una estela de claridad que daba la impresi贸n de estar observando a un drag贸n p谩lido, que bajaba por la monta帽a en direcci贸n a la laguna. Oscura, como su casa que se ergu铆a a un costado, parec铆a una extensi贸n mas del suelo.

Se puso de pie, nerviosa, preparada para unirse a la caravana. Ellos pasaron bordeando su casa y se sumergieron de a uno en el agua. El fondo se iluminaba t铆midamente, y se ve铆an algunos peces y caracoles, que apenas se distingu铆an en la noche. Ella segu铆a repitiendo su nombre, para que se acerque. Y as铆, cuando lo encontrara, se hundir铆a con todos ellos en el mundo submarino. En esa casa, en ese monte, ya nadie la necesitaba. Y si iba a estar sola, al menos quer铆a recordarlo. As铆 fuera disfrazada de bestia o fantasma, lo seguir铆a hasta donde hiciera falta. As铆 que sigui贸 busc谩ndolo, impaciente, entre la fila que cada vez era mas corta, y que desaparec铆a en un lago cada vez mas oscuro. Gritaba su nombre, ya no pod铆a contenerse. Ten铆a que aparecer frente a ella, responder a su llamado. Se lo prometi贸. Que siempre se girar铆a a verla. No era un mentiroso, no iba a esquivarla. No iba a plantarla. Se vio siguiendo la cola de la caravana con desesperaci贸n, sin poder verlo, sin poder recordarlo. Y la ultima luz desapareci贸 en el fondo del agua. El sol se asom贸 detr谩s de ella, y llor贸. Se hab铆a ido para siempre. Lo hab铆a perdido. La tinta se hab铆a evaporado de su mano, como arrastrada por la humedad. Y ya no pod铆a recordar, siquiera su nombre.聽

聽聽

Eliana Marina

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