Síntomas y Silencios

El amor, con sus síntomas que queman, inaugura una extraña atracción. Es la montaña rusa que nos gema, desata toda interna emoción. Nos hace reír sin freno y llorar, un dulce vaivén sin explicación.

Me preguntan por ti, si he soñado toda una vida junto a ti. Y niego profundamente cuando no sales de mi mente, aunque la verdad es que solo pienso en ti.

Diré que no es cierto, que no duele por dentro que no estés a mi lado, que no te quiero conmigo. Aunque el alma grite y el pecho reviente lento, finjo calma en este dulce castigo.

Pero basta que te mire, que me mires, y el tiempo se detiene, el aire expira. En ese cruce de fugaces decires, se siente como el mundo ya no gira.

Veo cómo sigues tu vida serena, como me hablas solo si yo te hablo. Y cómo no entiendes la callada pena, que mi alma siente, negándola en mi vocablo.

Acércate, por favor, ven a hablar conmigo, no dejes que las agujas sigan su avance. El tiempo es oro, hermoso testigo, pero fugaz, no perdamos este lance.

Aprovechemos este momento, este instante, hasta el último día de senderos distintos. Que no nos alcance el olvido constante, ni el futuro que marque rumbos extintos.

Por favor, sé tú el que venga, no me hagas ir a mí, porque mi alma atada no podría andar. Si doy un paso, mi ser se rompe allí, en la fragilidad de este amar sin lugar.

Si no vienes a mí, la hora llegará, de un adiós silencioso, sin gritar. Que solo en el alma resonará, un murmullo que ambos hemos de escuchar.

Con estas profundas y sinceras palabras, me despido con un "hasta luego", no final. Que un día el destino abra sus puertas y junte nuestro camino dual.

Y podamos estar juntos, al fin, sin temor. Estas son, con cariño, las palabras vertidas, de solo una chica que conoció el amor, en estas emociones, tan sentidas.