Sinceridad brutal

Escuchar cada palpito, cada sonido que emana de estar tan solo ante él.

Sentir el aire y verlo, contemplar cada risa y complicidad.

Verte reflejada en la conexión.

Quizás la vida es eso, compartirse con el otro y a la vez brindarte a la incertidumbre del sentir,

ese que no podes controlar y que puede crecer pero romper.

Y sabes que va a romper.

Sin embargo ir hasta el final, con la intensidad que eso implica; entregarse y no pensar.

Por ahora.

Mirar a los ojos y tener la curiosidad de saber que hay más allá.

Seamos uno.

Divago ante posibilidades que solo son factibles si el universo logra alinearse esta vez.

Recuerdo viejas heridas y sé que quizás aún pueden volver a sangrar.

Y al final, sé que estoy sangrando.

Quiero huir, no quiero enfrentar eso que sigue latiendo, de una manera u otra.

Y que reaparece una y otra vez.

Tu sinceridad brutal que paraliza, porque es linda pero penetra hasta lo más recóndito de mi ser.

Tal vez sos algo fugaz, aunque el para siempre está a la puerta.

¿Es posible querer tan rápido? ¿O solo es que me dejo llevar por mis deseos de querer?

Mirarse sola y tener esa utopía, que se aferra a un amor idealizado.

Tu sinceridad brutal, que sigue latiendo en mi mente, y que ruego que sea mentira y se transforme de una vez en mi sueño.

Divago entre tus palabras y las mías, las que callo todo el tiempo

y que son implícitas pero que tienen tanto que decir.

Querer darse a entender con mensajes cifrados, que sólo yo tengo la forma de ponerlos al descubierto, más no quiero,

porque, al final, ¿de qué sirve? No me cambia en nada.

Tus ojos inspiran, pero hay algo más que no me deja irme en paz.

Es que siento que el final está cada vez más cerca.

Quiero callar mi mente para no repetirte más, porque ya sos parte de mi.