Te lloré otra vez
prometí no hacerlo
juré no repetir el dolor.
Puedo echarle la culpa a la impulsividad
la soledad
la noche
que ya no la acompaña tu abrazo.
La canción que no llegamos
a escuchar juntas
te fuiste antes de que empiece a gustarme
sino te juro que te la sabrías
tan bien como yo.
Los motivos pierden sentido
el sentimiento sigue ardiendo.
Comprendo lo nuestro
al leer los mensajes
escucho tu voz agregada a favoritos
diciendo que me extrañas
que ese viaje a Mar del Plata
no está completo
porque yo no estoy en él.
Decías que era tu amiga
tu gran amiga
sabemos que fuimos
deseo
tinta
hielo
amantes
desconocidas
pero jamás amigas.
Aquello me retiene
para no caer en la simpleza
de un mensaje,
saber que nunca te harías cargo
de que yo era tu amor: una mujer.
Que te acostabas en la misma cama conmigo
y te guardaba el lado izquierdo
porque era tu favorito,
que buscabas mi mano de madrugada
para entrelazarla junto a la tuya,
que encontrabas mis labios
siempre dispuestos
para tus besos
cuando los tuyos buscaban
el calor de almas ajenas
con los que podías fingir
una vida de cuento
pero al cerrar la puerta de casa
era otra
quien se encontraba a tu espera.
Te lloré cuando no quise hacerlo
te lloré por mi
por dejarme endulzar por unos ojos
que miraban hacia cualquier camino
excepto el que terminaba
conmigo.
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