Sin título.

...

Sembrar vientos.

Y una brisa se hará ventisca.

Hay quien cada día arroja a la intemperie de la vida las mejores semillas de las que dispone. Amabilidad, sentido común, respeto, generosidad... y mucho se pierde en la vorágine de lo cotidiano, pero algo nace y crece.

Otros siembran desprecio, falta de educación, de respeto. Y germina bien esa semilla. Incluso en el asfalto. La ponzoña arraiga y se enseñorea.

Todos cada día somos campesinos en el surco, y de lo que sembremos algo nacerá.

Tarde o temprano.

¿Qué queremos que haya tras nuestro paso por el bancal?

...

Las cuencas vacías.

Sierra, Campichuelo, Alcarria, Mancha... se llenan los pueblos de ausencias, y los cementerios de flores en estas fechas.

Me agrada esta casi nada, pero llegará el tiempo en que ya no tendrá casi y entonces el mundo habrá perdido mucha de su riqueza, de su bonanza.

Los pueblos no son solo un lugar exótico de la vida, aire limpio, costumbres extrañas. Son la vida en su sustancia, y de donde partió para llenar tanto y de tanto las magníficas ciudades. ¿De dónde si no?

La calaveras nos miran. Atónitas.

...

Los viejos sueños.

Si fuera por lamentos, estaríamos ya muy llenos. La vida más tiene de eso que de otra cosa. Más tropiezos en pedregales que pasos agradables sobre suaves senderos.

Desde muy niños, sueños.

Los sueños se suceden como las estaciones, las de tren, las del año. Muchas primaveras. Pocos otoños.

Quizás ese podría ser un mi sueño definitivo: vivir en un eterno, calmado, suave, colorido otoño.

Han pasado muchos años.

Los puentes de Madison.

Tardé en ver esa película por primera vez. Siempre me resistí a ese Eastwood sin revólver, sin malsonantes, sin puñetazos. Y me alegro de haber esperado.

¿Quién nos obliga a soportarnos?

No quiero nada que no tenga ya. Me sobran pocas cosas que no pueda desechar. Los sueños estuvieron cuando tuvieron que estar.

Como cualquiera, no he visto muchas cosas. Nadie ve casi nada por mucho que vea.

"Rayos C. brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tannhäuser".

Podría echar de menos tanto como no he hecho... pero sería tan absurdo...

Y, en realidad, solo un 'no estar mal' es suficiente.

"Qué bien se está cuando se está bien".