Me pesa el pecho como si llevara piedras,
me arde el alma por todo lo que callé,
y el estómago se me retuerce
cada vez que me acuerdo que no vas a volver.
Una semana sin hablar,
una semana sin vos,
y mientras yo cuento los días,
vos ni siquiera contás los segundos.
Pensé que era alguien en tu vida,
pensé que significaba algo,
pero ahora veo que sólo fui
una historia que decidiste cerrar
sin siquiera darme un final.
Me dejaste con el amor en las manos,
como un regalo que nadie quiso abrir,
como un mensaje que nunca llegó,
como una promesa que solo yo creí.
Y ahí estás, con el celular en la mano,
respondiendo a todos menos a mí,
como si nunca hubiéramos sido nada,
como si yo nunca hubiera existido.
Y acá estoy, tratando de entender,
tratando de olvidar,
pero cada vez que pienso en vos,
mi corazón se rompe un poco más.
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