Cuidate del tierno ocaso, el que complace los deseos lujuriosos, que con solo ver tu interesante contorno,
queda fascinado al contárselo a las estrellas.
Al ver tu majestuosa figura repintada en las caricias de la luna, el viento admira al degustar tu piel, dejando huellas en cada espacio de las curvas,
que con llevan a enlazar nuestra sensibilidad.
Serename con tu canto celestial, así como las sirenas enamoran a los pescadores, y envuelveme en tu belleza pecadora y llevame hasta el profundo oceano , donde pueda admirar tu extrema exaltación.
Hazme disfrutar de tu cómoda sensación y conduceme a tu mundo de satisfacción, en el que pueda adorar ese paraíso, que te mantiene complacida de amor.
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