siete petalos de rosa.

I.

no hables de amor cuando tu 

corazón fue repartido por un

pueblo entero porque jamás 

supiste quedarte quieto sino

que fue tu hambre quién te 

guió a escabullirse entre pechos

ajenos para hallar el cariño que 

según vos no te dieron.

II.

me agota tener que abstenerme a 

hablar porque sé que ni mis palabras

te podrían callar.

lamentable estado es en el que

me has dejado como para compartir 

a los cuatro vientos que anhelas algo

que tuviste más no quisiste, menos 

entendiste y ahora que lo perdiste 

añoras por un regreso incierto poco

más intenso que no se dará puesto 

a que mi alma te odia ya.

III.

mi cariño se basa ahora en los restos

que quedan bajo mis sábanas,

 rogando porque en tu insistencia

encuentre algo de certeza de que no 

aparezcas ni en la pintura más 

cercana o en la calle menos poblada.

IV.

maldigo cada día en el que mis

besos te fueron entregados, sería

cruel y vil de mi si aún mantuviera 

mi mirada puesta en tu falso andar 

y en tu poesía retórica sin contexto 

o final.

porque el filo de mi arma tiene 

destino, lugar y un camino que

 concretar porque vacía en respuestas 

me tuve que quedar, sin palabras 

con las que acotar más que un 

sentimiento de rabia que todavía

 no se puede apagar.

V.

corta las prosas sin sentido, oraciones 

sin motivo y renglones marcados con 

un rojo llamativo, genera desilusión ver

que ni hablando un idioma parecido al 

mio asemejas todo lo que he sufrido.