Gracias por estar.
Has venido y es bastante.
Aunque no sabía que vendrías, te esperaba. Cosas de la esperanza, que es un imperdible en la solapa del alma.
¡Qué guapo estás!
Como nunca. Como siempre.
No podía echarte de menos, y, sin embargo, notaba que no estabas.
¡Es todo tan extraño!
Será este tiempo inventado. Será lo mucho que hemos soñado. Será que ya que estás, quiero, sencillo y amable, disfrutarlo.
Espero que me cuentes todo lo que adentro lleves, lo que sabes que no fue, lo que piensas que es, lo que imaginas que será. Sin final.
Solo acaba lo que no se piensa nunca más.
¡Qué guapo estás!
¿Te lo he dicho ya?
Vivir y pasar páginas. Así va.
Así va.
Vale.
Dios.
Buen tema para este día.
Hacerse preguntas sobre Dios es algo recurrente en mí, aunque no lo crean, de tan descreído que me muestro.
Pienso que pienso más en Dios que los que a misa van. No se me ofendan, es que suele pasar que cuestionarse la divinidad ofende.
¿Cómo un creyente no es feliz?
Creer, estar convencido de la existencia de un Ser Supremo que vela por uno y por todos, que es todo bondad y que nos espera en su Reino de eterna felicidad, es lo mejor que uno puede tener en esta vida para pasar por ella con la tranquilidad de saber exactamente como hacer y para qué.
El sentido de la vida.
Yo no puedo creer, no me ha sido dado ese don, y he de inventarme un sentido para mi existencia. O ir tirando sin más.
Pero un creyente. Alguien que está seguro de la existencia de Dios ¿Qué teme? ¿Qué duda?
No veo esa alegría infinita en los que dicen creer.
Y me extraña.
Reverte, ese ínclito, opina en público que es de gilipollas felicitar el solsticio, y yo digo que es de gilipollas hacer caso a gilipollas.
"El día de Navidad es el 25 de diciembre, cuando se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Mateo y San Lucas. Después de la Pascua de Resurrección es la fiesta más importante del año eclesiástico.
Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día. De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.
De esta manera seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera.
La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno, dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.
Al mismo tiempo, se celebraba en el Norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza".
Hay más literatura relacionada con este asunto de los orígenes de éstas fiestas, y suena raro que un supuesto docto con una enorme biblioteca se rasgue las vestiduras por algo que importa tan poco (lo que cada quien felicite a otro) siendo que hay raíces de sobra para elegir la motivación.
¿Qué opinará de no felicitar?
Y yo, ahora caído, ¿Por qué le hago caso a ese?
Beguería, es usted el culpable.
Feliz helada.
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión