Me declaro culpable.
Culpable de extrañarte.
Culpable de negar cuánto me haces daño.
Culpable de pensarte en silencio, con memorias que ya no diferencio entre la realidad y mi versión de ti.
Creí haber mejorado, pero te sigo pensando.
Y a pesar de todo el progreso, mi mente se queda en blanco cuando alguien pronuncia tu nombre.
Ese nombre que tanto amo…
Ese nombre que tanto extraño.
El nombre del niño que en mis sueños he abrazado,
El nombre que mi corazón no consigue olvidar y que se empeña en recordar.
Si tú supieras cuánto te quiero…
Pero tú ya tienes otra.
Mientras yo cargo con el peso de tu memoria,
Mientras atesoro ese último beso.
¿Quién diría que sería el último?
Yo… yo lo sabía, pero no quería aceptarlo.
Sabía que ese sería el último abrazo, y aun así me negué a desmoronarme en tus brazos.
Esa última carta de amor
fue el gráfico más exacto de mi desesperación.
La desesperación que todavía siento y que tú ya olvidaste…
o tal vez nunca sentiste.
No me arrepiento de amarte, y nunca podría hacerlo.
Fuiste la luz de mi vida y la razón de mi escribir.
Ahora eres la razón de mi sentir,
y esta carga que siento sobre mí…
Es increíble que aunque ya no estés,
sigues constantemente en mis acciones.
Eres el causante de mis emociones.
Le rogué a mi alma que te olvidara, que te reemplazara,
pero solo se rió mientras tu recuerdo atesoraba.
Soy responsable de las ilusiones que tal vez tú no plantaste,
ilusiones que yo misma creé,
las mismas que son mi mayor perdición.
Tal vez malinterpreté cuando dijiste que me amabas.
Tal vez no sabes lo que esa palabra significa,
y solo la dijiste como un juego.
Siempre estarás en mi sentir.
Siempre presente en las cartas que jamás entregué.
Siempre estarás en mí.
En mi risa.
En mi anhelo.
En mi cerebro.
Nunca te olvidaré.
Nunca dejaré de quererte.
Nunca te reemplazaré.
“Nunca” y “siempre”.
“Siempre” y “nunca”.
Dos palabras que significan más de lo esperado.
Aunque mi favorita es “tal vez”.
Tal vez sí me amabas.
Tal vez me extrañas.
Tal vez significó algo para ti.
Tal vez yo fui alguien para ti.
Tal vez sí fui la razón de tu felicidad.
Pero nada de eso importa, carajo.
Al fin de cuentas, somos adolescentes aprendiendo a amar.
Pero nadie nos enseñó a perder
eso que tanto nos costó lograr.
Tú me enseñaste a amarte,
pero no me enseñaste a soltarte.
Siempre pensé que estarías en mi vida.
Tal vez como el padre de mis hijos.
Tal vez como mi pareja.
Tal vez como mi amigo.
O tal vez… solo como un amor de infancia.
Todo lo que alguna vez memoricé, lo hice por ti.
Pero ahora ya no estás, y esa información se irá olvidando sin más.
¿Cómo puedo dejarla desaparecer así como así?
Quiero volver a escuchar tu voz.
Quiero saber cada detalle de fútbol.
Quiero cada jugada de tu partido.
Cada detalle de tu día.
Saber qué te duele,
qué te hace reír,
qué te hace amar…
O tal vez, quién te provoca todo eso.
¿Quién te hace reír?
¿Quién te cuenta su día?
¿Quién te hace amar?
Yo quería ser esa persona.
Tu risa.
Tus lágrimas.
Tu amor.
¿No te dolió, verdad?
Así son los de tu carrera, ¿verdad?
Siempre listos para dejar ir.
Listos para cambiar sin extrañar.
Listos para soltar.
Sí, a Cristiano Ronaldo le dolió dejar el Madrid,
pero no rogó quedarse allí.
Se fue a otros equipos, hizo nuevos amigos.
La única constante en su vida fue su amada chica.
La chica de su risa,
la chica de su amor,
la razón por la que se esforzó en cada Mundial.
Tú fuiste mi futbolista, pero…
yo no fui tu Copa del Mundo.
Solo fui un simple partido.
Y tal vez tu Copa del Mundo…
nunca hubiera sido yo.
Si fuera más bonita… ¿me hubieras visto diferente?
¿Hubiera sido algo más para ti?
No lo sé.
Pero prefiero creer que sí.
Att:Andry_TBK
(no es mi nombre real)

Andry_Tbk
Sólo soy una joven que algún día espera vivir de esto o morir de hambre en el proceso Tengo 13 años y aún no se si llegaré a los 20 con vida
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