De chico eras tan alegre, me dijeron ayer. Lo dijeron como si hoy ya no lo fuera, y tienen razón. No soy el mismo de años atrás, un Oliverio que ya ni reconozco.
Si solo supieran que a mí también me gustaría entregarme otra vez a las emociones infantiles, ver los colores con el brillo de la inocencia y escuchar lon sonidos de todos los días por parlantes ultrasónicos. Sentir mi pecho vibrar con risa estridente, como si nada importara o, mejor todavía, como si eso fuera lo más importante del mundo. Si sólo pudiera abrazar, confiar en alguien más, derretir mi cerebro y dejarme flotar.
Yo me pregunto, ¿volverá a florecer ese Oliverio algún día en mí?
Recomendados
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.
Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión