Si mi papá leyera esto diría “ponete a laburar, y vas a ver como dejas de pensar boludeces”

Estoy a muy poco de mis 25 años.

Mi realidad es monótona y la vivo en piloto automático como muchos. Fui a comprar las velas, elegí unas muy brillosas. Estaba haciendo mi torta de cumple, tranquila,  hasta que revisando una alacena, buscando una espátula, encontré la taza con la que tomaba el matecocido antes de ir al colegio, hace 10 años atrás. Miré para dentro y se sintió como ver el pasado por un momento, si la ponía en mi oreja puedo jurar que hubiera escuchado la cantidad de llantos y risas en esa época, con gente que ya no está en mi vida y otros,ni siquiera en este plano.Siempre se me cruza por la cabeza que le podría decir a esa adolescente de 15, la verdad que si nos encontraríamos intentaría esconderme de ella, no quiero decirle la verdad.

No quiero explicarle dónde estamos a los 25. No quiero decirle que ya no nos gusta el matecocido, que amamos el café y que nos desvelamos a la noche pensando todas las cosas que pudieron pasar y no pasaron. Ni tampoco explicarle la decepción que tuvimos con nuestro príncipe azul, como le digo que nos van a romper el corazón de una manera tan cruel? No le quiero arruinar el cuento de hadas, esa inocencia le da un brillo muy lindo en los ojos, que todos le halagan. No le quiero contar que ya no nos gustan las pelis románticas y ahora nos gusta el terror, porque quizá ese sentimiento de miedo y suspenso se siente más real. No quiero que vea en mis ojos las marcas de lágrimas, que si mira con detenimiento, podría ver el nombre y apellido de cada dueño de ellas. No le quiero decir que olvidé el sabor de su comida preferida hace rato porque la abuela ya no la hace, no está.  No quiero que vea lo chiquita que soy ahora. No quiero mostrarle las cicatrices que tengo en el corazón, ni mucho menos las marcas en las palmas de las manos, que nos hicieron las espinas del ramo de rosas, cuando nos dejaron en el altar. Si la veo me voy a esconder por qué me va a mirar con emoción y yo voy a ser la aguja de su globo más grande, colorido y brillante.A los 25 no estoy donde quiero estar ni soy lo que deseaba ser, a los 15. Soy muy joven si. Pero no dejo de pensar en toda la inocencia con la que planeaba mi vida en ese entonces. “Las cosas salieron como tenían que salir”, “todo pasa por algo” “todo pasa”, lo sé. Me sé todas esas frases que vienen en los sahumerios que compro en el tren o las de los post de motivación de Pinterest. Tampoco quiero consuelo, no busco calmar nada, solo necesito saber si esto es ser adulto. Siempre soñé con el libre albedrío que un poco caracterizaba a la adultez pero ahora no lo quiero. Quiero volver a servirme matecocido y soñar que voy a ser de grande.

Ah y cambié los 25 brillosos por dos velas chiquitas de color rojo, al menos son de mi color preferido.

A ustedes les gusta el lugar donde están hoy?