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Hagas lo que hagas...
Mi vecino, el fachapobre, habla con sus amigos fachapobres. Conversan sobre lo infinito, discuten de García Márquez y Dostoyevski, meditan sobre el sentido de la vida, contemplan la belleza del ocaso en el horizonte.
Mi vecino, Gil de Albornoz de sobre, lee poesía y ensayos de filosofía. Escribe del alma y sus derivas. Elucubra sobre el gato encerrado en una caja que tenía una navaja abierta y afilada. (Schrödinguer y Ockham se revuelven en sus tumbas).
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Yo sé que lo que he escrito ahí arriba es todo mentira, pero me gusta divertirme imaginando universos extraños. Utopías o distopías que entretienen mi letrado.
En realidad, seré prosaico, el fachapobre habla del tiempo, no del relativo, él comenta de si llueve o hay sequía. Habla de lo caro que le venden el abono y lo barato que le compran la cebada. Hablan de fútbol y toros. De lo mala que es Irene Montero.
De Garamendi no dicen, porque no tienen claro quién es el pájaro. Ana Rosa no les cuenta que es un hombre malo.
El fachapobre de pueblo o de barrio, es un tipo seguro de sí mismo que sabe todo de antemano. No te escuchará salvo para el chisme nuevo sobre el vecino: "El Anastasio, resulta que le debe dinero a media Cuenca".
Un buen fachapobre al uso, sabe de sobra lo que votará dentro de un año. No hay duda, aunque a sus azules los declaren culpables de haber crucificado a Cristo. El Nazareno, en definitiva, es un desarrapado.
Feijóo, más tonto que un nabo, y mentiroso, a juego con Almeida y Ayuso, cuenta con su apoyo inquebrantable.
Un fachapobre es del PP (o de VOX) para toda la vida. Es como ser del Madrid o del Atlético, eterno sino. Ya puede venirse el mundo abajo.
Y eso me lleva a lo que pensaba antes de comenzar este escrito:
No creo que haya solución a la debacle hacia la que nos encaminamos. Da igual lo que haga este Gobierno de supuestos desalmados rojos bolivarianos (y el PSOE es tan rojo como yo monárquico). Aunque lograra que nadie tuviera un empleo precario, que no hubiera paro; aunque (competencias reales aparte) consiguiera que la Sanidad fuera una maravilla, aunque hiciera de la Educación un paraíso del conocimiento y la excelencia, y de España entera la envidia económica, saludable, ecológica y cultural del mundo, el fachapobre daría su voto al PP.
Yo sigo esperando que Pujol, agite las ramas del árbol. Y que resucite José Luis Moreno. Y que la decencia sea.
Pero... ESPAÑA ESTÁ ENFERMA.
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