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Sex y la city - "El Motopapi"

Aug 19, 2025

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Sex y la city - "El Motopapi"
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"Borrador"

Voy a contar algo de todos los chicos con los que salí desde que empece a usar Tinder: 

El primero fue “El Motopapi”: 

Mitico personaje de la historia de cualquier chica que quiere un poco de adrenalina, él más grande (29) y yo muy pequeña (20), me paso a buscar en su moto y me llevo a un bar cerca de mi casa, fumamos porro y tomamos tragos, obvio yo uno muy dulce y el unas buenas birras, charlamos de TRABAJO porque de eso hablan los ADULTOS y yo tenia un trabajo careteable en ese momento, me divertí tanto exagerando mi vida y siendo esta mina inalcanzable para un chico que ya tenia una vida bastante consolidada y tranquila, fui su manic pixie dream girl, me hizo una propuesta indecente, cagada en las patas fui, con condiciones, y me tiro la frase “¿Sabes que siento ahora? Que estas adentro de una cajita de cristal y sos el premio, pero no importa lo que yo haga porque la llave la tenes vos y ya sabes que no me la queres dar a mi”.

"Estilo Carrie"

¿Y si el amor viniera en moto?

El primero fue El Motopapi:

Un clásico en la vida de toda chica de 21 con un poco de hambre de caos y ganas de mentir. Él era más grande, más seguro, más experimentado. Me pasó a buscar en su moto como en las pelis yankees. Fuimos a un bar cerca de mi casa, fumamos porrito, tomamos alcohol, él birra artesanal con nombre raro, y yo un trago dulce y colorido como mi personalidad esa noche.

Charlamos de trabajo, porque los adultos hacen eso, o al menos eso es lo que creía yo a los 21, y me inventé una vida que parecía más mía que la real. Me volví mi mejor versión: inalcanzable, encantadora, un poco ficticia. Fui su manic pixie dream girl, al menos por esa noche.

Después, como todo personaje rebelde que entra en moto, me trajo una propuesta indecente. De esas que se hacen mirandote a los ojos, con un tono chamuyero que mezcla deseo y poder. Dije que sí, pero con ciertas condiciones. Y justo cuando pensé que el juego era solo físico, me tiró esta frase:

“Sabés qué siento ahora? Que estás adentro de una cajita de cristal y sos el premio, pero no importa lo que yo haga porque la llave la tenés vos y ya sabés que no me la querés dar.”

Me quedé pensando en esa frase...

¿Somos realmente un premio? ¿O solo la ilusión del premio hasta que alguien se aburre del juego?

Y entonces me pregunté:

¿El problema es que ellos quieren la llave... o que nosotras todavía no decidimos si queremos salir de la caja?



Luciana Vega

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