Pienso en la escena de Mean Streets que De Niro y Keitel se encuentran en una habitación donde se nota que pasaron muchas historias, parece congelada en una época incluso más antigua en la que fue grabada, una vibra que la pinta y la transforma rodeada de una decoración melancólica. A través de la débil persiana entran rayos de luz esclarecedores a un nivel más profundo que simplemente iluminar el ambiente, una clase de mensaje se extiende entre ellos y sin decirlo cada uno lo asume a su forma, como puede.
Pienso en ellos y en los vinculos asi confusos, pasionales, contradictorios, difíciles de mantener pero que serían muy difíciles de olvidar. El tiempo se nos escapa de los dedos, caen los velos y todo es frágil, pensarlo racionalmente es doloroso, pensar en la pérdida de los nuestros incluso puede genera ardor o puntadas de repente. Pero siempre vivimos al límite, tocando el fuego como hace Charlie en esta película, un instante pero siempre desafía sus sensaciones como tratando de encontrar una respuesta o algún sentido en el dolor de lo imposible de cambiar.
Como dicen en la película, "El dolor tiene dos caras, el que se toca con la mano y el que se siente en el corazon. El peor es el espiritual, el del alma". Cuando el espíritu esta desgarrado no se sabe donde empezar a reparar y eso es lo mas limitante que un humano puede enfrentar, no hay una herida abierta para coser, ojos cerrados como cuando uno se enfrenta a la fe y manos tanteando por todas partes. Tocar el aire que se respira, visitar los viejos lugares donde se fue feliz y donde dolió, los caminos a sueños partidos, los te amo no correspondidos, verdades atascadas y en ese proceso llegar al supuesto moretón invisible que pulsiona ante el mínimo roce de la vida.
A todos esos personajes algo los persigue y ellos persiguen algo, no saben como lidiar con lo que les intenta agarrar los tobillos y tampoco como contenerse ante lo que anhelan. La culpa está pero el deseo también, la nostalgia los embriaga invisiblemente y el cumplir o decidir no cumplir, dos extremos imposibles de convivir.
Vivir a veces significa aceptar que los dolores que marcaron una vez hacen su luz durante gran parte del camino. El brazo de Charlie que comienza roto podria decirse "internamente" termina destrozado, dejándolo en algo así como un ciclo eterno y tambien la necesidad casi inhumana de john de que alguien lo tenga presente incluso si significa perderlo todo o perderse a el y casi explotar por todos esos deseos incomprendidos. Cuando los espejos, las cruces, las risas, la noche viva, las mañanas atrasadas, los posibles sueños y lo que nos llenaba ya no hace efecto al corazon cansado, estar rodeados de los que ven algo en nosotros y nosotros en ellos puede hacer más llevadera la existencia.
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