mobile isologo
buscar...

Sentipensares

Aug 28, 2024

73
Sentipensares
Empieza a escribir gratis en quaderno

Cuando las calderas arden y el fuego está vistoso, esplendoroso. Cuando las estrellas bailan en sintonía con el fluir del río y las salamandras saltan en esas notas tan acuosas. Cuando no queda más que la oscuridad azul en la sombra de los arboles, ese azul tan profundo como el río y como el fuego. Ese cuando no termina porque no hay tiempo en el pensamiento, en el conocimiento, en las verdades que acusan la mente, tan viento que duele, tanta rosca que no para. Ese tiempo inenarrable sin principio ni linealidad. Esa falta de piso, de significado. Un significado que no apunta hacia ningun lado, no como el fuego no como el río. Esa falta tan fuerte que comenzamos a necesitar algo que las cosas deberían tener pero no tienen, dónde está el deseo, a donde arraigarse si no hay tierra en este universo vasto de ideas sueltas que andan por ahí danzando sin ton ni son. Así se siente en los músculos, en los dedos, en la piel, en los ojos secos, cansados por ser río y por ser fuego. Se siente en las muelas, el mandibuleo, la inagotable lengua. Y cómo meterse en un ensueño despierta, cómo permitirse volar y fantasear, si lo que brota está condenado, maldito de nacimiento por cuatro brujos que clavaron un mal en la cruz. Una cruz que tiene forma de menos no de más, que pesa perpendicular a la gravedad y no afloja pero ni un poquito. Apreta, aplasta, abarca. Ese no ser lo que uno cree que es, o quisiera ser en realidad, algo que fantaseó pero no da el cuero y lo único que va quedando son pieles y pieles y pieles en el camino empantanado. Nunca se para de remar, nunca. Porque sabes que sino te hundís sin parar porque tampoco hay fin. Todo este sin sentido sin fin. Mezclandose en la corriente de las ideas, en el caudal de los días que no termina en el mar, o quizás sí, como el río o como el fuego. No llegar nunca a puerto, ni a bueno ni a malo. A ningún puerto. Porque se desvirtúa el horizonte, como se desvirtúa todo en el goce. Querer sin estar presente y dejar de vivir la realidad colindante por no estar donde una quisiera estar nunca. Exigirse pelotudeces siempre. Y de la mano del reclamo dejarse llevar. Manos que no curan. Más hieren que acompañan. En la soledad extrema que te da habitar un espacio ajeno, sentirte siempre ajena. Al momento, a las ilusiones, al compartir. Pero se comparte igual mierda. Todo se comparte la puta madre, sino para qué. Pero de vuelta el sin sentido, el vacío y la falta de salvavidas que te mantenga a flote. Así se me cuela , a veces, el desarraigo.

Rocío Giménez Ferradás

Si te gustó este post, considera invitarle un cafecito al escritor

Comprar un cafecito

Comentarios

No hay comentarios todavía, sé el primero!

Debes iniciar sesión para comentar

Iniciar sesión