Nunca es fácil decir adiós,
El ritual que conlleva la despedida inunda mi alma
de lágrimas,
lágrimas que reflejan duda,
que reflejan el sentimiento de incertidumbre
que hace que sucumba.
Mi mente se llena de preguntas:
¿estaré en el camino correcto?
¿estaré haciendo lo suficiente?
Quisiera encontrar un atajo
que acorte el dolor
y libere el peso que me hiere.
Llevo en una caja mis sentimientos,
una caja que cada vez se vuelve mas pesada,
como si la tuviera atada a la parte más débil de mí,
cuerpo,
como si arrastrara una tonelada
con solo la fuerza del meñique.
Y sin embargo, puedo con ella.
Puedo arrastrarla,
aunque cada día la tensión sea mayor,
aunque a veces piense que no puedo mas.
Siempre encuentro motivación dentro del corazón,
esa voz que no me deja rendir,
esa chispa que insiste,
aunque no sepa a donde voy a parar.
Mi mapa sigue sin explorar,
pero se que, tarde o temprano,
llegaré al mar.
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