Sensaciones

En la sutil variación de nuestras mentes se encuentra la tranquila sonata de la realidad que nos somete.

Bajo un velo etéreo la causalidad nos cubre por completo.

Variaciones sutiles sobre la pretensión propia del ser moldean, indistintamente, los puntos focales de todo lo que nos termina dando forma.

Conductas, temores, traumas y complejos

No se necesita más para conducir lo restante. 

Sensación de urgencia, realidad imperativa.

Obligaciones que determinan y restringen.

La dictadura de lo cotidiano avasalla toda iniciativa de cambio.

Superando obstáculos auto-impuestos llegamos siempre a una prueba que no sabemos afrontar, caemos presos de la perplejidad.

Un baño de sangre, acompañado de destellos de indiferencia, insinuan la crueldad.

Cultos a la ignorancia hechos tradición rememoran otra época y se perpetúan.

Sucesos atípicos aleccionan al gran burgo, subyugados a la atemporalidad de una historia que se repite en ciclos.

Correligionarios imponen orden al antiguo mandato, un nuevo sentido se adueña de lo común.

Ojos benditos, labios secos. Un tenso misterio surge del fuego eterno.

Su extraña luz me ciega, trae consigo de nuevo una prueba.

Si corro, me lastimo. Si camino, me desgasto.

Tropiezo en las escalinatas que evocan el antiguo suplicio.

Me recuesto en el frío, observo la luna que siempre me recuerda al mismo sitio.

Recuerdos atemporales me rememoran a ella.

Dostoyevski y Storni. Una charla junto a libros atípicos, mundos enteros a los que desearía poder escapar. 

Una noche misteriosa nos conduce. Luces difuminadas, una llovizna temerosa.

La suavidad de las sábanas, rumores de la gente que queremos.

La hora llega.

Te despido y una caterva de sensaciones nuevas enmarcan una reconocible tentación.

Una adicción suntuosa, un menester por tenerte.

Encasillo mis tormentos, los cuido y me carcomen.

Me dejo caer en solemne postura, rendido ante la fina línea del sopor.