Senderos no pisados.
Abr 10, 2025
...
Tantas las horas perdidas.
No fue especial mi niñez, mi adolescencia, mi juventud, mi lo que a todo eso le siguiera. Fui lo que en general se es. Fui en reuniones, fiestas, celebraciones, congregaciones, marabuntas, conciertos, bailes, comilonas... Lo social que tiene todo ese obligado cumplimiento. Y el trabajo, los trabajos, y todo lo que laborar conlleva.
Horas y horas y horas de vida; muchos de esos minutos, vida desperdiciada, perdida.
Todo hace, suma, nos construye, pero no hubiera estado mal no aparecer en muchos, muchos, muchos, de esos ratos.
Eso sí, hay personas en el camino que merecieron cada segundo.
Ahora ya he comprendido lo escaso de lo bueno. Aunque sigo pecando, de vez en cuando, por lo inevitable del cumplimiento. Pero cada vez más, me abstengo.
Suficiente es con la compañía de quien sé sin dudas que me quiere. Suficiente es la presencia inevitable de mi propia sustancia. Suficiente el silencio y en él, escribir en calma mi palabra.
Susurro del viento.
Canto de pájaro.
La lluvia.
El calor de la lumbre.
Saborear un bocado.
Suficiente es lo poco que puedo darme a mí mismo. Mi pensamiento íntimo.
La duda constante. Rechazar lo infinito.
Neruda algo dijo: lo más eterno es el olvido.
Los otros caminos.
Hasta aquí y hasta ahora hemos llegado por las decisiones tomadas, por las direcciones escogidas. Cada cruce, cada desvío, cada salida, cada opción, nos llevaban a sitios diversos, a momentos dispares, a otra vida nuestra, tan nuestra como esta que hoy nos lastra, nos condiciona, nos hace felices, nos sienta tan bien o nos mata de tristeza.
El primer cigarrillo y el último. Ir al cine aquella tarde. Ciencias o letras. Esperar hasta que amaneciera. No aceptar aquel trabajo. La partida o la siesta de verano. ¿Decidimos amar o eso nos viene dado?
Quedé el cuarto y solo había plaza para tres. Hoy sería funcionario si aquella vía hubiera levantado su barrera de paso. Un esclavo acomodado.
¿Qué hubiera pactado con el diablo?
Que yo sepa, he muerto un par de veces, y en esos escenarios, la vida siguió sin mí como sigue la vida sin todos en un momento dado. Y sigue, quiero hoy suponer, la vida en otros modos, con los otros pasos. Y soy por ahí un drogata enganchado. Y soy también un tres veces divorciado, con cuatro hijos que no me hacen caso. Y soy actor secundario, en paro.
Soy el Caminante que huye de todos lados.
A veces imaginamos estas ucronías. Nos pasa a todos, y echamos un rato.
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