Segundo

no me basta saber que estás vivo
si no tienes mi nombre entre tus labios
si no habito en el pronombre ella cuando lo mencionas
si yo me pregunto: ¿qué es de ti?
cuando solo digo: él

y no me bastó mirarte una vez
y no me bastó mirarte una segunda vez
si en ninguna pude mirar tu rostro
si no tuvimos la dicha de tenernos frente a frente

qué tienes de peculiar para golpear
mi piel, mi pensamiento, ser la causa de un latido,
el origen de un tornado y revolverme los nervios
como si fueran tuyos,
pero es que solo eres la causa de ellos

hazme entender de qué estás hecho
o a qué te sujetas para estar en contra de mi voluntad
si eres tal desastre que yo no puedo evitar
y solo así entenderé por qué tardas en estar en mí

cuando escucho de tu nombre
todas las cosas buenas que eres
y voy sabiendo que te construyes de sueños
que tú mismo creas, que estás hecho
de mañanas prometedoras

que de los valores renacen los tuyos,
qué dicha los de estos por tenerte
qué desdicha la mía por no correr con esta suerte,
pero no hay remedio, ¿qué más puedo hacer?

y comprendo que esa es tu forma de atraerme,
de tenerme aquí inconscientemente,
que yo no tengo la misma fuerza que tú ejerces
para tenerme todas las noches pensando
si algún día volveré a verte.