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Consumo de drogas, desnudos, violencia física... Lenguaje malsonante.
Son muchas las decepciones.
Al comienzo de casi toda serie o película en las plataformas de televisión, ese modo de entretenimiento que nos ha dado la civilización, suele venir el aviso que encabeza este texto, obligado por ley, supongo, con la paternal y maternal intención de evitar al inocente espectador caer en un foso de maldades y verse así impelido a pecar y/o a delinquir, o, cuando menos, a pasar un mal rato, ofendido o asustado.
Ya digo, suele ser decepcionante. No hay para tanto.
Me envían desde Argentina un vídeo que trata de la última parte: El lenguaje malsonante.
Y tiene su cosa interesante.
Así como las personas, en lo básico, somos lo mismo: átomos y compuestos químicos. Agua en muy alto porcentaje. Así como las canciones tienen en su génesis las siete notas y al nota que las compone. Así como las matemáticas se ramifican a partir de diez dígitos. Así, o parecido, el lenguaje tiene el cimiento del abecedario. Es, pues, a partir de esa química, esas notas, esos números, esas letras; a partir del montón revuelto de ladrillos, que se construye la Sagrada Familia. O se intenta.
El caso es que...
Malas canciones, malas ecuaciones, edificios que se caen si los hace Calatrava (el feo de los hermanos), malas personas... Malas palabras.
Sí, de un mismo Padre pudo nacer Cristo y Lucifer.
La adjudicación de la cualidad, mala o buena, ya es otra cuestión. Cabrón, por ejemplo, es una definición: macho de la cabra; es, a saber cómo ni por qué, un insulto y, al fin, una palabra inadecuada, ofensiva, malsonante.
Pedo, culo, caca, pis.
El lenguaje tiene la particularidad de resultar hiriente, amable, consolador, ofensivo, hilarante. En principio solo debía ser informativo: "Agua allí". Pero con el tiempo se ha ido enriqueciendo y somos capaces de llamar pobreza del lenguaje al uso excesivo de lo que llamamos tacos, o sea, palabras con el sambenito de inadecuadas.
"Hablad bien. Blasfemar, deshonra". Rezaba un ladrillo en un poste del soportal del ayuntamiento del vecino pueblo al norte. Algo así como la advertencia paternal de las películas y las series.
Me pregunto si los perros tendrán sus malsonantes. Me pregunto si el lenguaje canino habrá evolucionado con los milenios.
Las abejas se comunican también a su modo. ¿Evoluciona su lenguaje? ¿Tienen insultos en abejariano?
"Alasdesparto, te bailé que era hacia poniente".
Me gustan las palabras, jergónicos cestoventanos.
Errores notables.
Aprobado en equivocarse.
''''No poder pagar la luz, pero llevar a los hijos a clases particulares''''.
Del pulular por estos paisajes observo dinámicas diversas y lo obsesivo y contumaz de ciertos comportamientos sociales.
La educación es importante. Eso es indudable, pero...
Educarse es bueno como concepto general, pero no como dogma para solventar la vida gracias a las ventajas laborales que lo académico obligado puede aportar.
La Educación, en España y, me temo, en demasiados sitios del mundo, está más encaminada a conseguir mano de obra sumisa y barata que a hacer de los individuos personas con criterio, con raciocinio y con interés en su propia libertad y felicidad (todo esto sería un problema para las élites).
La mayor parte de lo que se aprende para aprobar los exámenes, queda en el cubo de la basura de lo inútil para la vida.
Por supuesto que todo conocimiento tiene una utilidad pero, ejemplo, yo no necesito ni he necesitado nunca para nada práctico saber resolver una raíz cuadrada o conocer los afluentes del Ebro.
Algo hay que enseñar claro, pero sería mucho más entretenido y eficaz que las horas lectivas se dedicaran a cosas creativas y no de memorización.
Hay buen cine que enseña más que horas de física y química.
La música sirve mucho más que para cantar alrededor de una hoguera (y con eso debería bastar), pues organiza la mente, une a las personas, da felicidad.
Ajedrez, teatro, pintura... en lo creativo está la química y la física y se aprende con gusto y placer cuantos grados hay en un ángulo recto, que se lanzó bomba atómica a Hiroshima, que hay catedrales góticas y que Fobos y Deimos son satélites de Marte. Sí, porque el conocimiento surge y se busca con interés cuando lo que se hace es interesante.
Mientras aprender sea una cruz, se perderá mucho talento y mucho talante en el camino. Y lo que quedará será un leve e inútil poso de lo aprendido, y un desprecio, o, mal menor, falta de aprecio, por la cultura.
Se puede no leer; hay otros modos de disfrutar de lo creativo y del conocimiento, pero huir de ello como si fuera un castigo es un mal logro del Sistema educativo.
Admiro a los educadores que saben y logran que sus alumnos quieran aprender, sepan pensar, deseen ser.
Pero ¿qué sé yo de nada?
((Y no diré más porque alargo demasiado mis homilías, y eso, lo sé, espanta)).
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