Se puede decir.
Abr 12, 2025
Armas de destrucción masiva.
No empatizar con los demás seres vivos.
No meditar las propias creencias.
No cuestionarse a uno mismo.
No opinar para no mostrarse.
No condenar la injusticia mientras no nos alcance.
No implicarse en el bien común.
Esa es la vida placentera individual que lleva a las sociedades a tener una vida miserable.
Lo veo tan cerca...
Algún amigo, bien intencionado: "¿Por qué dices tanto? ¿Por qué te expones?"
Quizás de nada sirve, más allá del desahogo propio, pero entiendo que callar es otorgar, aceptar, tragar.
Y ni otorgo, ni acepto, ni trago.
A lo que entiendo injusto pongo el dibujo de mis letras.
Demasiados silencios son cómplices.
Al menos, gritemos los que no lo somos.
El castaño ya es negro.
Mi ruido, mi palabra, mi molestar con la opinión, es ya lo único que me queda en esta inútil lucha.
Sé que muchos supuestos compañeros de trinchera ven excesiva esta nada mía, y hacen de su nada una luz bajo el celemín. No molestar es la consigna. ¿Para qué decir lo que se piensa? ¿O es que no se piensa?
Nada gano salvo aceptarme a mí mismo. Supongo que eso es suficiente.
Pero tú, amigo de mi bando, callas, comulgas, aceptas.
Sin remordimiento de conciencia. No vaya a ser que alguien te mire, te conozca, te vea. No quedar mal o quedar bien es lo que cuenta. Tanto monta.
Pero es que, lo quieras o no, hay trincheras. Cada día son más largas y profundas. Y tu silencio hace más fuertes y pobladas las del enemigo.
Tu cobardía, será nuestra derrota.
Lo es ya.
Nota para hoy:
Comprar clavos.
Arreglar la bici.
Hacer Justicia.
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