Te marchaste antes de que sonase el silbato. Cruzaste a pocos segundos de que el hombrecito del semáforo se tornara verde. Marchaste antes del alba, arrástrando tu cruz y dejando marcas en el suelo de mi habitación.
Ahora la cama echa de menos al acompañante que tuvo, aunque por momentos se rehaga al calor de una sola persona.
El viento hace ecos de tu caminar, que ya no se acompasa con el ruido de mis pisadas al son de las tuyas. El viento me recuerda el fervor de tus labios, y me dice que ya no están.
Pero también se llevará los restos que dejaste en mi cenicero. Aunque no con la fuerza que azota la llegada de tus recuerdos.
Aún así, se las llevará.
Recomendados
Hacete socio de quaderno
Apoyá este proyecto independiente y accedé a beneficios exclusivos.
Empieza a escribir hoy en quaderno
Valoramos la calidad, la autenticidad y la diversidad de voces.


Comentarios
No hay comentarios todavía, sé el primero!
Debes iniciar sesión para comentar
Iniciar sesión