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SAVE A PRAYER

Dec 4, 2025

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SAVE A PRAYER
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Si tuviera que rezar, hablaría con Dios.

Le preguntaría por qué hay que arrodillarse para llegar a él,

por qué la frente debe tocar un muro gigante lleno de secretos que nadie se anima a leer.

Le contaría que los hombres siguen haciendo guerras en su nombre

y que podría intervenir, en lugar de seguir escondiéndose detrás de esa falacia llamada “libre albedrío”.

.

Si tuviera que rezar, conversaría con la Virgen.

Le preguntaría si alguna vez tuvo voz y voto, si aceptó ser dibujada en silencio,

o si la historia le impuso esa quietud.

Le diría que no me representa;

que la pureza real debería ser inherente e intrínseca,

pero aun hoy sigue decantando en el único cuerpo que no la pidió.

.

Si tuviera que rezar, charlaría con Jesús.

Le preguntaría si está al tanto de que el concepto de sacrificio se cae a pedazos,

que hay un libro muy famoso donde tergiversan todo lo que pregonaba

y encima lo usan como dogma, prometiendo el cielo y el infierno como destino,

ignorando que esa dicotomía es apenas una elección.

.

Si tuviera que rezar, llamaría a los ángeles.

Les preguntaría cuál es el secreto biológico de su excentricidad,

si tiene que ver con percibir el amor desde un lugar que nunca vamos a alcanzar,

o si es un souvenir que reciben quienes experimentan el cielo con los pies todavía en la tierra.


Si tuviera que rezar, me encomendaría al espíritu santo.

Le preguntaría qué carajo es: ¿viento, código, intuición?

¿O apenas la excusa más antigua para explicar lo que al lenguaje le queda enorme?

Le contaría que tal vez entendí la metáfora:

que no aparece como paloma porque venga del cielo,

sino porque jamás pudo salir del cuerpo.

Que quiso liberarse y quedó atrapada en un símbolo,

para que creyéramos que la salvación venía de arriba

y no desde el corazón intentando romper la celda.

.

Y si, después de hablar con todos, todavía tuviera que rezar,

le pediría al universo que no me quite esta incomodidad.

Que no me arrebate la curiosidad.

Que no me deje sin símbolos.

Que no me de respuestas ni una lógica dócil.

Que me deje seguir habitando la pregunta.

Por que ahí es donde toco la eternidad.


Melina Marcos

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