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SANDUCHE???

Tengo muchos amigos venezolanos, alguna vez se les escapó esta palabra pero pensé que se habían confundido, hasta que se lo escuché decir a una amiga colombiana también, después lo vi en alguna historieta de instagram, y por último, lo escuché en una canción:

https://open.spotify.com/intl-es/track/3TWAnB0Pok8EnOLimD18ue?si=1d8aab1401b84668

Ahí entendí que sanduche es una palabra, que es importante, que no son lo mismo que los sanguches o los sandwiches...

Y le di mil vueltas a esta palabra, porque había recuerdos detrás de ella que surgían cuando hacía la pregunta... "¿Puede ser que ustedes digan sanduche en vez de sanguche?" La reacción era siempre preciosa: "¡Sí!", "¡Qué rico!", "De miga, con...".

Después de escuchar mil historias sobre cumpleaños, fiestas familiares, sabores nostálgicos, recetas sencillas pero específicas y añoradas, me puse en misión de conseguir algo que es menos accesible que la droga en Buenos Aires... Diablito.

Meses buscando esa lata que nunca había visto, que alguna vez probé en una receta de fideos con salsa rosa, salchicha y queso rallado, que no sabía cómo conseguir, dónde preguntar, qué hacer con ella, pero que sabía que era importante para ellos.

Hasta que una noche deambulando por la ciudad me compré un pancho en medio de la lluvia mientras mis amigos compraban un vino en un kiosco de mala muerte y los vi... frente a mí estaban los tan cotizados y ocultos Diablitos, me había encontrado 2 mil pesos en la calle esa noche, y una lata mini costaba 4, asique la compré (estaba un poco ebria, no pensé en cantidades la verdad).

Nunca en mi vida estuve tan ansiosa de cocinar algo para otras personas, pregunté a todos mis otros amigos venezolanos como hacer un sanduche de verdad, le pregunté a Lorry, una vecina venezolana que vende harina pan y otras cuestiones importadas por el barrio y todos me dijeron: "no te va a alcanzar ni para uno" :( :( :(

NO ME RENDÍ, compré 1 pan de miga, queso blanco y mayonesa e hice durar ese diablito lo suficiente como para hacer 6 micro sanduches, los llevé orgullosa a mi club de arte y todos entendieron la situación, por lo que los micro sanduches se convirtieron en nano sanduches al ser cortados por la mitad, volviéndose una docena completa.

Ellos estaban contentos y me dijeron que fue un "gran regalo", pero yo estaba todavía más contenta, porque le di un espacio a esa palabra que estaba escondida, que se escapaba, que no se nombraba, que se extrañaba.

Para mí es importante porque mi papá también es inmigrante, y solo conozco una de sus palabras: "pupusas". Cuando conocí esa palabra también busqué por todos lados la forma de traerla a nuestra realidad, de eliminarla de la nostalgia y volverla cotidianidad, pero a veces las pupusas duelen mucho y se tienen que quedar ahí, en el recuerdo.

No quisiera que mis amigos solo recuerden los sanduches.

Nos reímos mucho cuando les conté mi travesía por la ciudad en búsqueda de los diablitos, de mi forma de hacerlos durar, del tamaño de los sanduchitos, de las otras cosas que conseguí en lo de Lorry y cómo estaban un poco viejitas, la verdad, pero lo disfrutamos mucho y eso para mí fue todo.

Siempre van a ser bienvenidxs en Argentina, quizá no por todos, pero por lo menos por mí sí.

Luciana Vega

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