¿Salto al vacío o salto de fé?

Lo noto cuando me lazo a la cama y pienso: a lo mejor me sobrecoge una ira visceral que inicia en cada hueco de las costillas; una náusea, un ahogo. La cabeza palpitando conducida por el tono de tu voz retumbando y estrellándose contra cada rincón de mi cráneo hasta que el esqueleto completo se retuerce de dolor, de frialdad, de desolación absoluta. Me levanto. Camino sin rumbo fijo: la habitación se ha convertido en una maratón.

Sos un problema abismal. Un pulso que de a poco se va perdiendo.

No me queda más que lanzarme de nuevo al colchón con los ojos agrietados, secos de tanta tensión, y apretar los puños, apretar los dientes, morderme la lengua hasta que las papilas degustan el sabor metálico o hasta que el cuerpo entero se encoge. Un zapateo, dos, ahora son los dedos los que golpetean la base de madera. Me inclino en posición fetal, sin dejar el tobillo quieto de su frenetismo donde solo es el talón moviéndose en un bucle desesperado, cada movimiento le aumenta histeria.

¿Sos un problema? Sos la sangre que bombea débilmente en cada latido, no lo suficiente para mantenerme saludable, pero tampoco tan lento como para matarme. Sos ese entremedio de espacios. Ese limbo. Ese me voy o me quedo. Ese te dejo o te elijo. Sos esa constante que no se puede arrancar. Como un colmillo medio maltratado con una raíz anclada a la encía, recibiendo dosis diaria de analgésicos.

A lo mejor soy yo el problema. No escucho razones ni palabras, no puedo ver más allá de lo que tengo en frente, preguntándome siempre si me voy o me quedo. Si te dejo o te sigo eligiendo. El problema es la respuesta que grita y que sé que tanto ignoro. El problema es el nervio en la córnea reventándose en partes iguales, emborronándome la vista para que no te vea con claridad, volviéndome incapaz de decidir, haciéndome perder la cabeza, ¿y qué tal si me equivoco? Eso no lo puedo permitir. Nunca podría vivir conmigo de tener un error así de fulminante. ¿Y si sos un problema? ¿Y si soy yo el problema? ¿Y si el problema es este limbo? ¿Y si me voy? ¿Y si me quedo? ¿Y si te dejo? ¿Y si te sigo eligiendo?