Necesitaba un poco más de tu sabor,
aquel ayer de ajo rostizado
envasado en mil años de paciencia.
La herencia de tu madre y
bálsamo del otoño.
Alimentarme nuevamente de tu esencia
y recordar al menos
que fuimos pareja.
Éramos sinónimo, éramos barullo al viento
extendido en aquella calle de lastre
que en el invierno se convertía en cobija.
Te extraño.
Me extraño.
Tus manos que majaban y envasaban mi cobalto
y me convertían en diamante.
Las quiero alimentándome a diario
aunque sea una más tan solo,
tu olfato sabiendo que me voy alternando
entre tu sombra y ya nada.
Aliméntame una salsa marinara con engaño
y al final pensaré que sigues a mi lado.
2/10/2016

Beatriz Núñez Alpízar
No Me Perdono No Ser Perfecta -- Una escritora cualquiera entre muchos, obviamente tengo un dolor en el corazón en este momento y por eso escribo intentos de poesía.
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