Rompiendo el espejo
En el laberinto de la costumbre,
me perdí buscando aprobación.
Seguí senderos ya trazados,
sin escuchar mi propia canción.
Me vestí con máscaras ajenas,
ocultando mi esencia y mi luz.
Me amoldé a moldes preestablecidos,
olvidando quién era yo en verdad.
Pero un día, el espejo se rompió,
y los fragmentos revelaron la verdad.
Vi en ellos mi reflejo auténtico,
libre de ataduras y falsedad.
Comprendí que el amor propio
es el faro que guía mi andar.
Que romper patrones es un acto valiente,
un renacer, una oportunidad.
De abrazar mi singularidad,
de honrar mi voz y mi sentir.
De construir mi propio camino,
sin miedo a ser quien quiero ser.
Así que hoy, me libero de las cadenas,
y me permito florecer sin temor.
Porque el amor propio es mi armadura,
y mi escudo contra el desamor.
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